El sulfuro de hidrógeno, amoníaco, metano, dióxido de carbono, óxido nitroso y dióxido de azufre, son solo algunos de los gases que de una manera u otra se van acumulando en las fosas sépticas de la ciudad.
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El metano y el sulfuro de hidrógeno no son del todo tóxicos, pero sí altamente inflamables. Cualquier pequeña chispa puede producir un incendio o explosión, sobre todo al acumularse en espacios cerrados y sin ventilación.