El teórico de la sociología, fallecido en el Reino Unido en 1883, está enterrado en el cementerio de Highgate, ubicado en el norte de la capital británica. Su lápida es visitada por muchos seguidores del pensamiento plasmado en 'El Capital' y es tal vez una de las más concurridas en el camposanto inglés.
Karl Marx's memorial has been vandalised! It looks like someone has had a go at it with a hammer. It's a Grade I-listed monument; this is no way to treat our heritage. @MarxLibrary @HeritageCrime We will repair as far as possible. pic.twitter.com/6nY2TJOjw7
— Highgate Cemetery (@HighgateCemeter) 5 de febrero de 2019
Sin embargo, ello no obstó a que se encontrara picado por el filo de un martillo el mármol de la lápida donde figuran los nombres de Marx y su familia. Esta pieza es de la tumba original, ubicada en otro emplazamiento en Highgate. En la década de 1950 se le construyó un nuevo panteón, con granito y un busto, gracias a los aportes del Partido Comunista de Gran Bretaña.

"¡El memorial de Karl Marx fue vandalizado! Parece que alguien se le echó con un martillo. Es un monumento de primera clase; esta no es manera de tratar a nuestro patrimonio", anunció el cementerio, al mismo tiempo que afirmó que la placa sería reparada en la medida de lo posible.
El panteón fue proyectado por el escultor británico Lawrence Bradshaw, identificado con el socialismo de su país. Sobre un pedestal de granito, se apoya un busto en bronce del autor nacido en Alemania.
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Debajo, grabada sobre la piedra en letras doradas, figura la versión inglesa de la frase '¡Proletarios del mundo, uníos!' (el final del Manifiesto Comunista). Ya casi sobre la base, se encuentra una de las llamadas 'Tesis sobre Feuerbach': "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo".

Desde la década de 1840, Marx vivió fuera de Prusia, su Estado de nacimiento y nacionalidad original. Estuvo de paso en algunas capitales europeas y se exilió finalmente en el Reino Unido, donde mantuvo estatus de apátrida.
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En 2015, una polémica se generó por el cobro de una tarifa para los visitantes de la última morada de Marx. Muchos consideran que esta medida contradice el pensamiento del filósofo, pero desde el fondo de conservación de la edificación argumentan que es para realizar la manutención del sitio.