Las niñas serán princesas como Ana y Elsa en la película 'Frozen', o madres de un precioso bebé, también unas excelentes amas de casa con delantal y cocina, incluso pueden ser modelos como las hermosas muñecas Barbie, mientras los niños serán los grandes ingenieros y científicos del futuro. Este es el macabro secreto sexista que esconden las jugueterías y al que sometemos a nuestros hijos desde la infancia.

"En el caso de marcas como Lego, de Dinamarca, que de inicio tenían un formato unisex, tuvieron en 2010 un cambio radical en generar ofertas que separaban los juguetes por género. Esto simbólicamente responde a una estructura que impone lo que adultos y la sociedad en general esperan de niñas y niños", aseguró Fernández.
De acuerdo con la ONU, aunque más niñas asisten a la escuela que antes, ellas parecen perder el interés en las materias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, a medida que llegan a la adolescencia. Para la diseñadora uruguaya, la explicación sigue estando en la infancia.

En 2013, Fernández concluyó su investigación de tesis de grado donde entrevistó a niños y niñas de entre tres y siete años, que debían comentar sus percepciones sobre un catálogo con fotos de 18 juguetes.

En las entrevistas, Fernández también pudo comprobar cómo los niños habían jugado con esos juguetes antes, aún sabiendo que no estaban destinados para ellos por ser "de niña" o "de niño". "No obstante, a partir de los siete años estos pequeños ya podían transmitir las restricciones a sus pares mediante el juego", advirtió la experta.
"Es algo completamente aprendido y está fuertemente ligado con la publicidad de objetos infantiles y también muchas veces por cómo están organizados los locales de ventas: la primera pregunta que se le hace a un adulto cuando va a comprar un juguete es el género del menor, cuando hay cuestiones más importantes como la edad, que determina la etapa de desarrollo infantil", destacó la entrevistada.
Entre los retos que podrían revertir esta tendencia, está acabar con los estereotipos de género y terminar con el mito de que a las niñas no les gusta la ciencia y a los niños no les gustan las labores domésticas, por sólo poner dos ejemplos.
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"Hay un montón de cosas que los pequeños dejan de hacer porque no están siendo incentivados. Todavía persiste en los juegos una idea generalizada de que los niños son mejores en matemáticas y las niñas en las letras, cuando en realidad esto no está avalado en ningún estudio científico. La herramientas las tenemos todos y es un estigma cultural en el que, todavía en 2019, tenemos que trabajar", concluyó la experta.