Una de las referencias culturales de la ciudad cerró por los altos costos de manutención, una deuda por el alquiler del local, y la muerte en 2017 de Natu Poblet, la dueña de Clásica y Moderna.
#ALERTA sobre el cierre de la mítica librería porteña, Clásica y Moderna pic.twitter.com/MrG6kNSH1b
— Fernanda Gil Lozano (@FerGilLozano) 20 de febrero de 2019
Si bien existe una luz de esperanza en que el desalojo de la mítica librería de calle Callao se revierta, el camino para emprender el regreso no resulta nada sencillo. El ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, se comprometió a buscar "una solución de mediano y largo plazo" para que la librería no baje sus persianas, informó Página 12.
Por otro lado, después de la muerte de Poblet —nieta de Emilio Poblet, quien emigró a Argentina y en 1916 abrió la Librería Académica de Poblet e hijos en Buenos Aires— el espacio comenzó a sufrir "un proceso de desgaste", dijo Fernando Monod quien hoy está al frente de la librería, al mencionado portal argentino.
Además: Una librería de Argentina fue elegida la más bella del mundo
La clásica librería Antigua y Moderna, para los apasionados por leer y revolver en esos entrañables negocios. Queda la pregunta: estaremos ante el fin de toda una era, que duró siglos, de papel escrito? pic.twitter.com/03t1pZgitQ
— Mi Buenos Aires Querido (@mi_aires) 21 de febrero de 2019
Monod, ingeniero zootecnista de profesión, es el hermano de Alejandro Monod, marido de Natu Poblet, quien tras el fallecimiento de su esposa permaneció al frente de la librería por unos meses, pero debió ceder el control a su hermano debido a una enfermedad.
"Es un momento muy difícil. Me hice cargo de la librería el año pasado, debido a la enfermedad de mi hermano, y en diciembre nos enteramos de esta deuda y buscamos diferentes maneras de llegar a una solución que, al día de hoy, no encontramos", explicó a Infobae Fernando Monod.
Para Monod, por otra parte, una solución posible es que la Ciudad de Buenos Aires, a través de su cartera cultural, comience a proteger a los establecimientos porteños más tradicionales, así quedarían protegidos de las crisis económicas.
"Creo que el propietario debería ser la Ciudad —dijo el librero a Infobae—, esa es la única manera en que lugares como éste y tantos otros no cierren nunca. No importa quién la administre, si unos no funcionan que vengan otros, pero la librería ya es un patrimonio. Esa sería la única manera de volverla eterna".