La columnista de la edición rusa de Sputnik Tatiana Pichúgina ofrece una revisión de los alarmantes pronósticos que hacen preocuparse a sus adeptos.
Así, fue en 2007 cuando un grupo de personas de la región rusa de Penza pasaron unos meses en un refugio subterráneo esperando el fin del mundo. Según su opinión, en mayo de 2008, la Tierra iba a chocar contra un cometa.
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A su vez, a lo largo de la historia, algunos cristianos han advertido sobre un posible apocalipsis en el año 1000 o 2000. En 2012, hubo muchas especulaciones del denominado "fin del mundo maya" del 21 de diciembre. El calendario maya terminaba en esa fecha, lo que dio pie a la pesimista interpretación de que los mayas predijeron de esta forma el fin del mundo.
A este respecto, los científicos calculan la trayectoria de los objetos potencialmente peligrosos, entre los cuales se destaca el asteroide 'apocalíptico' Apofis. En 2029 el objeto se acercará a la Tierra, y si el campo gravitatorio del planeta llega a modificar su trayectoria, en 2036 el asteroide ya volverá para golpear la Tierra.
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Los matemáticos rusos precisan que en este caso el Lejano Oriente ruso, los países de América Central y de África Occidental correrán más riesgo.

Por su parte, el astrofísico alemán Sebastian von Hoerner calculó en 1975 que será entre 2020 y 2050 cuando la humanidad ya será incapaz de alimentarse, mientras, las emisiones industriales calentarán la Tierra hasta un nivel crítico.
Más tarde, los científicos estadounidenses actualizaron la fórmula de von Hoerner y concluyeron que el apocalipsis no sucedería antes de los años 2300 o 2400.
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Los expertos analizaron una gran cantidad de factores y concluyeron que en el siglo XXI la humanidad sí que podría enfrentar un colapso. Sin embargo, este colapso no se consideró inminente. Es decir, si los humanos modificaban su comportamiento, política y desarrollo tecnológico, podían evitar la ruina.
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