Los hechos ocurrieron el 20 de febrero, cuando la aeronave no pudo retraer el tren de aterrizaje después de despegar para una misión de interceptación de alerta. En esta misión el avión portaba misiles completamente armados, informa el medio estadounidense The Drive.
Sin embargo, antes de ello también decidieron 'deshacerse' de todos los misiles que portaba el avión y dispararlos contra el agua. Según explica el columnista del medio, Tyler Rogoway, para ello hay dos razones.
La primera de ellas es que a diferencia de los tanques de combustible externos y bombas, los misiles no pueden simplemente desprenderse sin perder también los pilones y los propios tanques de combustible.
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La segunda razón es que al lanzarlos con una trayectoria balística el piloto del F-15C pudo asegurarse de que los misiles quedaron completamente destruidos.
Con ello, el Rogoway destaca que disparar los misiles aire-aire contra el océano es una práctica poco común. De hecho, sus fuentes en las FFAA de EEUU dijeron que nunca antes se había hecho esto.
Por lo cual, el coste mínimo de estos misiles ascendería a los 4,5 millones de dólares si el caza portara solo seis de ellos y se tratase de sus versiones más antiguas.
Al mismo tiempo, si estuviera completamente cargado con los misiles de las versiones más recientes, el coste estaría entorno a los diez millones de dólares.
Afortunadamente, el caza logró efectuar un aterrizaje forzoso sin que hubiera heridos. En parte, esto fue posible gracias a la ayuda del cable de frenado que estaba instalado en el aeropuerto de Portland.
Estos cables se usan para casos de emergencia que pueden experimentar los pilotos de los cazas estadounidenses y funcionan de la misma manera que en los portaviones: las aeronaves tienen un gancho que se agarra del cable al aterrizar y ayuda a frenarla.
Vídeo del cable de frenado en acción: Un caza británico F-15 realiza un duro aterrizaje
