Los científicos empezaron a monitorear los restos de las estrellas de neutrones después de unos siete meses de su colisión. Para ello, utilizaron una red formada por 32 radiotelescopios.
Fue en agosto de 2017 cuando las ondas gravitacionales provocadas por la fusión de las estrellas llegaron a los observatorios LIGO (EEUU) y Virgo (Europa). Fue la primera vez que los científicos detectaron una colisión de dos estrellas de neutrones.
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El equipo de investigadores, liderado por Giancarlo Ghirlanda y sus colegas del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) de Italia, demostraron la existencia de un rayo que emite tanta energía como toda la producida por todas las estrellas de nuestra galaxia durante un año entero.
Así los astrónomos concluyeron que la fusión de dos estrellas de neutrones es capaz de producir un chorro de material y energía.
"Es muy probable que esto surja del agujero negro formado por la fusión de las dos estrellas de neutrones. Este chorro tiene suficiente energía para penetrar a través del material esparcido por las dos estrellas de neutrones durante la danza que las llevó a fusionarse", agregó Giancarlo Ghirlanda.
Los estudios anteriores suponían que el fenómeno espacial producía una especie de burbuja que se expandiría en todas direcciones, o un chorro relativista que se expande a enorme velocidad. La reciente observación arrojó luz sobre el problema y demostró la veracidad de la segunda hipótesis.
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