Esa ayuda humanitaria "va camino a Venezuela de manera pacífica para salvar vidas", dijo el líder opositor Juan Guaidó poco antes de dar la partida a los camiones, los cuales despidió desde el estribo de uno de ellos en el centro de acopio de Tienditas, otro paso fronterizo con Venezuela pero que permanece bloqueado con contenedores por orden del Gobierno de Nicolás Maduro.
A su turno, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, ordenó en la noche del 22 de febrero el cierre de los puentes Simón Bolívar, Unión y Santander por considerar que este día 23 se atentará contra la soberanía y la paz de Venezuela ante el avance de miles de civiles que, desarmados, intentarán pasar la ayuda humanitaria desde Colombia.
El Gobierno venezolano ha asegurado en reiteradas ocasiones que Estados Unidos y Colombia utilizan la ayuda humanitaria (compuesta por miles de kits con alimentos y medicina) como un montaje para una invasión y un golpe de Estado contra Maduro, quien además asegura que su país no está en crisis y por ello no requiere de tal ayuda.
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El pasado 5 de enero Guaidó —quien pidió la ayuda humanitaria para su país ante la comunidad internacional— fue elegido presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, parlamento unicameral en desacato desde 2016.
El presidente Maduro, quien asumió su segundo mandato el 10 de enero tras unas elecciones que la oposición califica de fraudulentas, calificó la declaración de Guaidó de intento de golpe de Estado y responsabilizó a Estados Unidos de haberlo orquestado.
Guaidó fue reconocido de inmediato por los EEUU, a los que se sumaron unos 50 países, mientras que Rusia, China, Cuba, Bolivia, Irán y Turquía, entre otros, mantienen el apoyo al Gobierno de Maduro.
México y Uruguay, por su parte, se niegan a reconocer a Guaidó, se declaran neutrales y proponen un diálogo entre las partes para superar la crisis.