A pesar de estar prohibida la manifestación, las fuerzas de seguridad mostraron moderación y poca violencia. Se contentaron con vigilar a los manifestantes de cerca o bloquear los accesos a algunas calles. Al final del día, los argelinos mostraron con orgullo sus fotos y vídeos en las redes sociales.
"Los editores pensaban que iba a ser un fracaso. Algunos manifestantes y alborotadores. En consecuencia, había muy pocos periodistas en las redacciones [era festivo en Argelia]. Entonces, cuando nos dimos cuenta de que la situación era grave, los periodistas se volvieron más activos, pero los jefes tuvieron miedo e impusieron la censura", testificó, a condición de mantener el anonimato, un periodista de un medio de comunicación público argelino para Sputnik.
La cobertura por el órgano de prensa gubernamental podría ser "una señal de que, dentro del poder argelino, la cuestión del quinto mandato aún no está decidida", comentó a Sputnik Yahia Zoubir, profesor de relaciones internacionales de la Kedge Business School de Marsella.
Las elecciones presidenciales argelinas se perciben a menudo como una simple validación de las negociaciones entre los distintos "responsables de la toma de decisiones".
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"El Ejército está dividido en tres corrientes. La primera, que no es realmente una corriente, sino solo una persona, es el jefe del Estado Mayor, Ahmed Gaid Salah. Se dedica a apoyar a Abdelaziz Buteflika hasta el final. La segunda vía está más bien a favor del cambio, y apoyaría a alguien como Ali Ghediri [exgeneral de división y actual candidato presidencial independiente]. Por último, hay una tercera tendencia, que es más neutral y mucho menos politizada", dijo Akram Jarief, periodista y analista político argelino, en una declaración a Sputnik.
"No es imposible que el ala dura del poder pueda lanzar contramanifestaciones a favor de Buteflika, por ejemplo, para demostrar que los detractores del presidente no tienen el monopolio de la calle", cree Jarief.
De acuerdo a Yahia Zoubir, los argelinos han rechazado "la retórica del miedo" y la seguridad de que sin Buteflika habrá caos. "Definitivamente, algo está cambiando en Argelia", recalcó.