La tasa de inmigración del bloque comunitario se limitó a 57.000 individuos en el último año hasta septiembre de 2018, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, en sus siglas en inglés).
"Reino Unido no es tan atractivo para los migrantes de la UE como hace un par de años", constató Madeleine Sumption, directora del Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford.
Son los últimos datos migratorios que la ONS tiene previsto difundir antes de la fecha oficial de la retirada de la UE, el próximo 29 de marzo.
"Puede deberse a la incertidumbre política en torno al Brexit, la depreciación de la libra esterlina que hace menos atractivos los sueldos o la mejora de las oportunidades de trabajo en otros países de la UE", añade la analista.
Pero la tendencia a la baja en las estadísticas de inmigración se mantiene también respecto a los pioneros y a los últimos adheridos al club, desde Francia o Alemania a Rumanía o Bulgaria.
De la misma forma, las solicitudes de alta en la Seguridad Social –paso imprescindible para trabajar legalmente– cayeron un 33% de 2016 a 2018, según la misma agencia.
Por el contrario, la inmigración de nacionales no comunitarios se disparó hasta 261.000, el nivel más alto desde 2014.
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A nivel general (incluido el bloque comunitario) la cifra neta se estima en 283.000, con más de 625.000 inmigrantes y unos 345.000 emigrantes.
El Gobierno conservador de Theresa May preserva el objetivo, que no ha alcanzado en la última década, de reducir la tasa global de inmigración por debajo de los 100.000 al año.