"Ahora somos desplazados, algo que en Colombia ya se había vivido, pero en la historia de Venezuela no", dijo a Sputnik César Acosta de Fuerzas de Paz, un grupo que se configuró en la última semana para atender a estos venezolanos que no se deciden a retornar a su país.
En el barrio El Escobal (aledaño al puente internacional Francisco de Paula Santander, que comunica a Cúcuta con Venezuela), uno de los vecinos cedió un espacio al aire libre para que se pudieran almacenar ayudas y se repartiera comida. También se dispusieron cuatro baños portátiles.
Por eso tendrán que ir al albergue cerca al puente de Tienditas. Allí ya hay 350 personas que duermen en un refugio improvisado, donde ya había unas estructuras de techo de paja y sin paredes, y donde también hay dispuestos varios baños portátiles.
Acosta calcula que un 80% de los venezolanos que se encuentran en Cúcuta quieren regresar a Venezuela.
Tal es el caso de William Parada.
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Llegó de la ciudad de Colón hace una semana para apoyar el paso de las ayudas humanitarias a Venezuela. Ahora no se decide a regresar a su país.
Pero a él le retiene el miedo.
"Tenemos en nuestras caras una solicitud de 'Se busca", dice a Sputnik. Tanto él como otros venezolanos apiñados alrededor piden no tomar fotos.
La solución para la diputada opositora venezolana Gaby Arellano consiste en "hacer todo lo posible para dar alimentación y abrigo en los próximos días hasta que se establezcan los pasos" y a "apoyar al Gobierno de Colombia en sus políticas", según respondió a Sputnik a través de Whatsapp.
Lo verás pero no lo comerás
Aquí mismo, cerquita, están los almacenes con la "ayuda humanitaria" que llegó de Estados Unidos y Colombia, pero a la pregunta directa de si "se ha contemplado la posibilidad de dar las ayudas humanitarias a esas personas", la respuesta no deja esperanzas.
"La ayuda humanitaria compilada en el centro de acopio de Tienditas es para ser entregada en territorio de Venezuela", dice, pues "Colombia y USAID tienen un programa para atender a los venezolanos refugiados en territorio venezolano".
Jorge Silva es otro de los venezolanos que se encuentran en la frontera, a la espera de regresar a su país. Según su testimonio, han recibido poca ayuda de parte de los diputados opositores que se encuentran en la ciudad, y en la última semana ni los ha visto aparecer en los refugios.
Desempleo, inseguridad y grupos armados
Por varios factores, los inmigrantes venezolanos que llegaron a la ciudad, más los miles de ciudadanos que viven en ella, se encuentran en una especial condición de vulnerabilidad.
Este no es el mejor panorama para recibir a los inmigrantes venezolanos.
Wilfredo Cañizares, de la Fundación Progresar, organización no gubernamental que atiende casos de derechos humanos, asegura que a esto deben sumarse las condiciones de inseguridad que reinan en la zona.
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Según investigaciones de la fundación, en Cúcuta están presentes todos los grupos armados ilegales que existen en Colombia. Además, hay 57 trochas (pasos ilegales) que son activas 24 horas al día, siete días a la semana.
Otro dato que arrojan estas investigaciones, es que el año pasado 32 ciudadanos venezolanos desaparecieron por culpa de grupos armados en Norte de Santander.
Para Óscar Calderón, del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), el escenario en la región no es fácil, y mucho menos para los inmigrantes.
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"Las dinámicas de violencia armada impactan a los civiles. El asunto es que la vulnerabilidad de los inmigrantes, la complejidad del contexto y la falta de garantías para ellos, hacen que el inmigrante esté en una situación especial de desprotección porque es una persona con necesidades insatisfechas, con altos grados de discriminación", dijo Calderón a Sputnik.
Según un estudio de la Fundación Progresar, en el grupo armado ilegal denominado Los Rastrojos, la mayoría de sus miembros son venezolanos jóvenes, y en bandas locales como La Línea, que opera entre Ureña y El Escobal, la mayoría de sus miembros son jóvenes venezolanos, a pesar de que los jefes son colombianos.