Anunciaban tormenta pero llovieron personas. Desde el Congreso, palacio del Poder Legislativo, hasta la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo, inundó las calles la marea de pañuelos verdes y violetas, banderas de la lucha por la legalización del aborto y del movimiento “Ni una menos”, la consigna en contra del asesinato de mujeres y la violencia del patriarcado.
En lo que va del 2019 asesinaron a una mujer o niña cada 26 horas y mataron a una cada 32 horas en el 2018. En un país donde en las estadísticas los femicidios no disminuyen sino que aumentan, este 8 de marzo se hicieron escuchar las voces de las que se animan a decir “basta” y a reclamar justicia y equidad. Los femicidios son la forma de violencia machista más extrema pero la lucha del feminismo apunta más profundo, a las condiciones estructurales forjadas por el patriarcado en todos los ámbitos de la sociedad.





Las columnas avanzaron lentamente por la Avenida de Mayo, donde además de desplegar pancartas y corear consignas sobre la caída del patriarcado y la victoria del feminismo, hubo performances artísticas dramáticas y musicales que llevaron a cabo diferentes agrupaciones que se acercaron a marchar este 8 de marzo, histórico en su convocatoria.