Cordal abandonó la escuela a causa de varios problemas familiares, incluida la muerte de su madre, cuando era joven. A los 98 años, comenzó a asistir a la Escuela Primaria para Adultos de Laprida y no ha faltado ni un día desde entonces.
Todos los martes, miércoles y jueves, Patricia, una de sus maestras, recoge a Leonor.
"Cuando envejeces, pierdes gran parte de la memoria. Conocía muy bien los horarios, pero cuando vine aquí no recordaba, había olvidado todo, incluso cómo escribir y leer", cuenta Leonor.
Sin embargo, ahora puede leer y escribir de nuevo, y sigue mostrando interés en una variedad de temas. También quiere aprender a usar el ordenador para "distraerse un poco".
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