Según el realizador, el ICAIC ha influido en su formación humanística, ética, y cinematográfica, y "el peso esencial de esas cinco siglas ha estado en el desarrollo de la observación, que no es otra cosa que el aprendizaje constante para "ver" la complejidad que es mi país, y luego mostrarla artísticamente en la pantalla", enfatizó Sánchez.
"En ese ejercicio interminable, hay un peso enorme de todo el legado de cineastas que me anteceden, y que como yo, fueron formados en una especie de estado de gracia en donde la creación fue el centro de nuestras vidas", agregó.
Con seis filmes de ficción —cuatro largometrajes y dos cortos—, 17 documentales, y dos series audiovisuales, Jorge Luis Sánchez ha transitado el camino del cine por más de 30 años, partiendo desde la base, incluso por el mítico Noticiero ICAIC Latinoamericano, reconocido con la categoría de Memoria del Mundo por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
A la altura de estos 60 años de intenso trabajo, Sánchez piensa que uno de los principales aciertos del ICAIC es que se haya logrado, a pesar de los problemas económicos que atraviesa la isla, "que todavía se pueda exhibir un arte y una industria cinematográfica con voz propia, insertado dentro de la cultura artística cubana".
También añadió que otros de los logros más relevantes de la industria cinematográfica en la isla es "que los jóvenes no dejan de hacer cine, el público sigue los filmes cubanos y que me pueda expresar haciendo películas".
"Hace unos años fui jurado en un Festival (de cine) y coincidí con un cineasta norteamericano que no entendía que yo hacía cine como realización personal y no únicamente para ganar dinero", comentó Sánchez.
"Sostengo un profundo respeto por los fundadores del ICAIC, a cuyas cabezas principales conocí, y también por los filmes, resultado de los primeros nueve años a los que, sin discusión, vemos hoy como clásicos", dijo.
Pero, alertó Sánchez, "no se puede seguir mirando artísticamente hacia ese pasado desde la inmovilidad. No será posible llegar a los 70 años y seguir soslayando los resultados artísticos y los desaciertos, incluso los extra artísticos que tanto infieren en la creación de cualquier presente"
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Insistió en prevenir "que no nos instalemos en esa cómoda zona de confort donde habitan los intocables filmes clásicos, mientras la vida cinematográfica de este país continúa, y con ella los viejos y los nuevos desafíos, más las agonías del creador frente a la compleja realidad".