Nacido en la zona andina, surgió de la iniciativa de Venezuela, Colombia, Ecuador Perú y Bolivia, pero pocos años más tarde expandió su área de influencia al permitir que nuevos países se sumaran como socios. Así CAF cuenta actualmente con 17 países miembros de América Latina y dos de Europa que se sumaron por su cercanía cultural y comercial con la región: Portugal y España.
"Nuestros 17 países de América Latina son dueños del 95% del capital. Todas las decisiones que toma el banco, las toman estos países por tener esta mayoría", dijo a Sputnik el director de la oficina de CAF en Uruguay, Germán Ríos.
Cada año la institución presta dinero para infraestructura y brinda asesoramiento técnico a sus países miembros. Entre las obras más frecuentes se encuentra la financiación para el acceso al agua potable, el saneamiento o la construcción de carreteras.
Sus tasas de interés son más bajas que las que ofrece el mercado y la financiación es a plazos largos, que superan las dos décadas. "Eso lo que hace es movilizar el ahorro externo a estos países, lo que les permite acometer proyectos que de otra manera serían muy difícil hacer", agregó Ríos.
"Tenemos varios tipos de accionistas. Algunos de los países que se incorporaron posteriormente decidieron hacerlo al mismo nivel que los países andinos, con un aporte de unos 1.000 millones de dólares por país. Pero están, por ejemplo los casos de Chile y México, que decidieron no acompañar ese aumento de capital y, por lo tanto, tienen una participación accionaria menor".
Además de los Estados miembro, el banco cuenta con la participación de 13 bancos locales privados. De acuerdo a Ríos su "participación accionaria es pequeña" y su rol está enfocado a canalizar recursos de CAF a pequeñas empresas e industrias.