"Dios Todopoderoso y eterno, tú que nos has creado a imagen y semejanza tuya y nos has mandado buscar todo lo que es verdadero, bueno y bello, te rogamos, que por intercesión de San Isidoro de Sevilla, Obispo y Doctor de la Iglesia, hagas que durante nuestra navegación en internet nos dirijamos a lo que te es grato y tratemos con caridad y paciencia a todos los que encontremos conectados". Es la oración que, a partir de 2001, los católicos deben pronunciar antes de navegar por internet.
Así que se entiende por qué la Orden de San Isidoro de Sevilla propuso al Vaticano que su santo se convirtiese en el patrón de internet, huérfano a principios del nuevo milenio. En aquel entonces al frente de la Iglesia estaba el papa Juan Pablo II. El Santo Padre aceptó y convirtió al santo en el protector de la red al año siguiente y tras una votación realizada a través de la página italiana Santi-Beati, en la que figuraba al menos una docena de aspirantes al título como Santa Rita, Santa Clara, San Andrés y Santa Tecla.
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Y es que no todos crean una base de datos en pleno siglo VI en la que se recopilen todos los saberes de la época. San Isidoro le puso el nombre de Etimologías y la dividió en 20 volúmenes. Teología, derecho, cosmología, ciencias naturales, historia, arte… Todos los saberes del mundo y que actualmente tenemos al alcance de un clic también los tenían disponibles en el siglo VI gracias a Isidoro.
