"Yo me he comprometido, les pido a ustedes que transijan ahora", pidió la jefa del Gobierno en una intervención en el centro de Londres.
La convocatoria de un nuevo plebiscito sobre el Brexit o el tipo de relación aduanera que el Reino Unido establecerá con la UE forman parte del "nuevo pacto" y la "última oportunidad" que la dirigente conservadora ha ofrecido a los diputados.
Las concesiones se garantizarán formalmente en el proyecto de ley de la implementación del Acuerdo del Brexit, que el Gobierno tramitará en el Parlamento a partir de la primera semana de junio.
"A los diputados que quieren un segundo referéndum para confirmar el Acuerdo les digo: ustedes necesitan un acuerdo y por tanto un proyecto de ley para que ello suceda", explicó.
May extendió así la mano a los europeístas de sus filas y sobre todo al centenar aproximado de laboristas que demandan otro voto popular con la opción de la permanencia inscrita en las papeletas.
Un voto en contra de la propuesta legislativa supondría la cuarta derrota de May en busca de la ratificación en el Parlamento del acuerdo de divorcio que ella misma aprobó con el resto del Consejo Europeo en el otoño de 2018.
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Pero las ofertas y concesiones inquietaron de inmediato a las facciones euroescépticas del grupo conservador.
May tiene los días contados al frente del Gobierno, pero se resiste a tirar la toalla e insiste en el deber de "cumplir con el resultado" favorable al Brexit del referéndum de 2016.
"Nos arriesgamos a perder una gran oportunidad", advirtió a los legisladores en su discurso junto al Támesis.
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La debilitada primera ministra ha incluido un decálogo de compromisos sobre el futuro del país fuera de la UE –desde garantías a unionistas de Irlanda del Norte a un marco legal sobre los derechos laborales hasta una ambigua unión aduanera con el bloque continental- con el que pretende ganar la mayoría parlamentaria que le han negado continuamente.