El robot fue desarrollado como parte del proyecto Laboratorio Inteligente de Restauración, que debe permitir restaurar, controlar y monitorear el estado de los monumentos históricos y culturales con el uso de las avanzadas tecnologías láser, óptico-electrónicas y de adición desarrolladas en LETI, entre ellas el escaneo láser 3D, la eliminación de microorganismos mediante láser, o los métodos computacionales para analizar las obras de arte para su autentificación.
Los creadores del autómata —un equipo liderado por el profesor del departamento de sistemas automatizados de diseño de LETI, Artur Karímov— lograron superar las limitaciones de transmisión del tono, consideradas antes infranqueables, gracias a un nuevo dispositivo de mezcla de pinturas.
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Los ingenieros rusos creen que el dispositivo de mezcla del robot es el único en el mundo, pues no aparece hoy por hoy en la literatura científica nada similar.
El tamaño máximo del lienzo para dibujar es de 50 por 70 centímetros.
El software especial permite al robot reproducir a pinceladas la imagen digital original recurriendo al espectro completo de los tonos de gris.
El próximo reto para el equipo de Artur Karímov es crear un robot pintor capaz de superar la versión artística del test de Turing, es decir crear una obra que sea indistinguible de una dibujada por un pintor humano.