Según explica Washington Post, en 2015 investigadores de Pfizer analizaron cientos de miles de reclamaciones de seguros, y encontró que el medicamento podría generar efectos positivos a nivel neurológico.
Pfizer, tras estudiar el caso entre 2015 y 2018, decidió cancelar esa línea de investigación y no hacer públicos los datos. Tal y como explica el Washington Post, la farmacéutica reconoció haber ocultado la información y se habría justificado basándose en sus “rigurosos estándares científicos”.
Las explicaciones de Pfizer se basan en la escasa certeza que ofrecían los nuevos datos (que no debemos olvidar que eran análisis de datos de seguros) frente a los que disponía la compañía, ya que la farmacéutica había investigado previamente sobre tratamientos contra el alzheimer.
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Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Científicos como Rudolph E. Tanzi, investigador especializado en la genética del Alzheimer y profesor en la Harvard Medical School, no entienden cómo es posible que no se publicaran datos fundamentales en un trastorno frente al que aún estamos tan indefensos.
En ese sentido también se manifestó su opinión Keenan Walker, profesor asistente de medicina en la Universidad Johns Hopkins, quien aseguró que "positivos o negativos, son datos que nos dan más información para tomar decisiones mejor informadas".