Los ejecutivos de las tres compañías se reunieron recientemente para presentar una queja conjunta al Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés). El documento se centra en el "enorme impacto y daño económico indebido que las tarifas propuestas para las consolas de videojuegos tendrían en todo este mercado".
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Además, recuerdan que el 96% de todas las videoconsolas producidas en 2018 se hicieron en China y que la cadena de suministros se ha desarrollado en el país asiático a lo largo de muchos años, por lo que trasladarla a EEUU u otro país aumentaría significativamente los costos de producción.
"Si bien apreciamos los esfuerzos de la Administración para proteger la propiedad intelectual de EEUU y preservar el liderazgo de alta tecnología de EEUU, el daño desproporcional causado por estas tarifas a los consumidores y las empresas estadounidenses socavará, no hará avanzar, a estos objetivos", escribieron las compañías.
La industria de videojuegos de EEUU generó ingresos totales de 36.000 millones de dólares en 2017 y 43.400 millones en 2018, lo que refleja más del 20% de crecimiento. Esta industria emplea directa e indirectamente a más de 220.000 personas.
Los autores del texto señalan que un aumento del 25% en los aranceles podría poner sus productos fuera del alcance del poder adquisitivo de muchas familias estadounidenses.
La guerra comercial entre China y EEUU comenzó con la entrada de Donald Trump a la Casa Blanca. El presidente norteamericano aplicó aranceles del 25% a las importaciones chinas valoradas por una suma de 50.000 millones de dólares. Desde entonces, las partes han intercambiado varias rondas de debates al respecto, pero sin llegar a un acuerdo final.
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