Cada día centenares de rocas golpean la atmósfera terrestre. La mayoría de ellas se desintegra convirtiéndose en estrellas fugaces sin dañar la superficie de la Tierra. Sin embargo, existe la posibilidad de impacto de una roca de un tamaño lo suficientemente grande para atravesar la atmósfera y causar graves daños a una cierta área.
La explosión arrasó un área de 2.150 kilómetros cuadrados de bosque. En los días siguientes, los habitantes de Europa fueron testigos de una serie de fenómenos extraños, tales como nubes luminosas, coloridas puestas de sol e inusuales luces durante las noches. Sin embargo, la primera expedición científica llegó al lugar de los hechos solo 19 años después.
"El bólido de Tunguska es el mayor impacto cósmico del que han sido testigos los humanos modernos", dijo David Morrison, investigador de la NASA.
Agregó que probablemente sea de impactos de este tipo de los que los humanos tendrán que protegerse en el futuro.
Cómo estudiar los meteoritos que impactan en la Tierra
El bólido de Tunguska se convirtió en un asunto misterioso porque no fueron encontrados los fragmentos ni el cráter. Tampoco existen fotos del supuesto asteroide. La investigación de este meteorito ha sido posible gracias a otro que cayó el 15 de febrero de 2013. Aquel día, el meteorito —más pequeño, pero también impresionante— estalló en la atmósfera cerca de la ciudad de Cheliábinsk, Rusia.
Los investigadores reconstruyeron el tamaño original, el movimiento y la velocidad del objeto de Cheliábinsk. Los resultados revelaron que la fuerza de la explosión no fue suficiente para destrozar árboles o edificios. Según los estudios, un objeto de este tamaño puede impactar la Tierra de 10 a 100 años en promedio.
Luego los investigadores utilizaron estas técnicas de análisis para revisar el bólido de Tunguska. Usaron datos sobre la caída de los árboles y la quema del suelo combinados con los de las ondas de presión atmosférica y señales sísmicas registradas en ese momento. Al final fue creado un análisis estadístico de más de 50 millones de combinaciones de asteroides que podrían producir daños a escala del Tunguska cuando se rompen a altitudes similares.
El 'evento Tunguska': ¿qué ocurrió realmente?
La investigación reveló que el meteorito que cayó en 1908 era un cuerpo de piedra, no de hielo, que tuvo un diámetro de entre 50 y 80 metros. Entró en la atmósfera a una velocidad de 55.000 km/h, con una potencia de explosión de 10 a 30 megatones. Esto es unas 1.000 veces más fuerte que las bombas atómicas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Asimismo, los científicos concluyeron que la frecuencia de los impactos de este tamaño y escala debe medirse en milenios, no en siglos, como se pensaba anteriormente.
"Los recientes avances en los modelos creados por computadoras, junto con los análisis de los eventos tales como el de Cheliábinsk, ayudan a mejorar nuestra comprensión de estos factores para que podamos evaluar mejor las amenazas potenciales de asteroides en el futuro", dijo.
De este modo, el bólido de Tunguska sigue inspirando a los investigadores modernos a mitigar las amenazas futuras.
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