El Palacio Legislativo es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Montevideo, capital de Uruguay. Situado en una zona céntrica de la ciudad, el edificio fue construido entre 1908 y 1925 a partir de un proyecto del arquitecto italiano Víctor Meano, que se había inspirado en el Parlamento de Viena.
Inserto entre edificios de oficinas y locales comerciales del siglo XXI, la fachada del majestuoso edificio sigue destacándose por sus escalinatas y grandes columnas de mármol. El lucernario que corona la estructura y, dentro, el 'Salón de los Pasos Perdidos' completan una verdadera maravilla de la arquitectura montevideana.
A más de 110 años del inicio de su construcción, alguien se animó a embarcarse en la reconstrucción del edificio, detalle por detalle, pero un cambio significativo: cambiar el mármol por paredes hechas de la tradicional 'galleta rusa'.
Olga Barbash nació en Movilev, la tercera ciudad más grande de Bielorrusia. Su vida dio un giro en 2011, mientras viajaba por Tailandia. Allí conoció a un hombre uruguayo que tiempo después se convertiría en su esposo y con quien tendría una pequeña hija.
En 2012 Olga ya vivía en Montevideo. Instalada en Uruguay, comenzó a ganarse la vida con la gastronomía. Luego de un tiempo, pudo dedicarse exclusivamente a la repostería y darse el gusto de comenzar a trabajar exclusivamente en su especialidad: la galleta rusa elaborada con masa de jengibre, azúcar glas y especias.
En diálogo con Sputnik, Barbash destacó que trabaja "con una receta muy vieja" de galletas rusas. Además, siente "fascinación" por hacer modelos 3D con las galletas, una tradición en su región de origen.
La idea de construir el Palacio Legislativo con galletas se gestó a medida que los asistentes a sus cursos crecían. Era entendible, ya que para completar el desafío requería la ayuda de varias personas con conocimiento de repostería.
Barbash ya había hecho modelos a escala de la Torre Eiffel, con 50 centímetros de altura, y del Taj Mahal. Sin embargo, ninguno llegó a tener el tamaño de su homenaje al palacio de las leyes uruguayo.
Con la participación de un ayudante, 19 alumnas y dos colaboradoras voluntarias que se inscribieron a través de las redes sociales, Barbash puso manos a la obra.
La masa incluyó harina, jengibre y 15 kilos de azúcar glás con la que elaboró el caramelo que, a su vez, se agrega hirviendo junto a las especias para darle así "el máximo de su sabor y sus propiedades".
El primer paso fue la estructura. Un modelo 3D del edificio que encontró en internet, y cuyo autor aún no pudo determinar, fue clave para que pudiera comenzar a trabajar en los moldes.
Junto con su equipo elaboró 20 kilos de galleta que luego pasó por los moldes para 'construir' el edificio. La etapa de moldeado llevó una semana, trabajando en equipos rotativos de entre cinco y seis personas en el local de 'Me gusta, te gusta', donde da clases.
El resultado es sorprendente. Una verdadero Palacio Legislativo a escala y elaborado íntegramente con galleta rusa. En los próximos días, la construcción será trasladada a la cafetería del propio edificio, donde permanecerá en exposición.
Para Barbash, que comercializa sus productos a través del perfil de Instagram 'Aulga.uy', el trabajo no termina: su próximo desafío es construir con galleta rusa la estructura de Casapueblo, un complejo turístico ubicado en el exclusivo balneario de Punta Ballena y diseñado por el artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró.
A medida que crece su interés por los edificios uruguayos, también se agranda el de los habitantes del país suramericano por la repostería rusa, según confiesa. Sin embargo, no todo es tan sencillo.
"A los uruguayos les cuesta probar la galleta y tienen miedo de las especias. Pero cuando prueban y conocen el sabor y ven que no es picante y no es fuerte, les gusta", explicó, destacando que incluso algunas de sus alumnas ya están sustituyendo los tradicionales postres de dulce de leche y vainilla por la repostería rusa.
