Además, la cuenca polar cuenta con una alta proporción de la corteza continental, que constituye alrededor del 50% de su área oceánica. A diferencia de la corteza oceánica, la corteza continental contiene un gran número de cuencas, en las que "se hunde" la materia orgánica. Luego, se conserva en las aguas anóxicas (en las que el oxígeno disuelto está agotado).
"Normalmente, en un mar poco profundo con mucho oxígeno, no sería preservado. Pero si es lo suficientemente profundo, el océano será estratificado, en otras palabras, las aguas oxigenadas en la superficie se separarán de las condiciones anóxicas en el fondo", subrayó Fraser.
El científico señaló que de esta manera, la materia es capaz de mantener los compuestos que la convierten en una fuente de energía.
"La temperatura de los sedimentos en las cuencas aumenta unos 30 °C por cada kilómetro de profundidad", explicó el investigador. De este modo, la materia orgánica empieza a transformarse en el petróleo, y si se trata de las temperaturas más altas, en gas.
Estas son las razones por las que el Ártico es tan rico en petróleo:
- grandes cantidades de materia orgánica;
- abundancia de sedimentos;
- geología subyacente perfecta;
- la enorme escala del proceso.
Según sugirió Fraser, las reservas de petróleo y gas natural en los continentes de la región ártica probablemente se formaron cuando todavía estaban cubiertos por el mar.