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Los satélites de órbita terrestre baja... ¿inicio de una nueva carrera espacial?

© Foto : Pixabay / Free-PhotosUn satélite (imagen referencial)
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Elon Musk puso en órbita terrestre baja en mayo de 2019 los primeros 60 de los 12.000 satélites que tenía planeado lanzar. La meta era proporcionar acceso a internet a todos los habitantes de la Tierra. Sin embargo, Musk no es el único que invierte dinero en este sector.

El fundador y dueño de Amazon, Jeff Bezos, es uno de los competidores que planean enviar miles de sus propios satélites al espacio justo por encima de nuestra atmósfera.

No obstante, existen dudas sobre si estos nuevos satélites permitirán recuperar las inversiones iniciales, e incluso si hay espacio en nuestro cielo para tantos dispositivos nuevos.

¿Por qué en órbita terrestre baja?

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Los satélites de órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) operan entre 500 y 2.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Los satélites de comunicaciones tradicionales, llamados satélites geoestacionarios, se encuentran a 36.000 km de altura.

La principal ventaja de la órbita baja es la menor latencia. Es un retardo que se produce en una transmisión de datos de ida y vuelta. Los sistemas satelitales geoestacionarios tienen una latencia media de casi 600 milisegundos. Para los satélites LEO se registró una latencia media de 32 milisegundos.

Las empresas de comercio financiero muestran interés por estos satélites y la conexión más rápida.

Los satélites LEO no son una cosa nueva. La mayoría de los aproximadamente 2.000 activos de la Tierra ya está en la órbita terrestre baja. La novedad consiste en la escala de las propuestas recientes. Las grandes empresas planean lanzar miles de satélites al espacio. Esta ambición se ha visto impulsada por los avances tecnológicos en los satélites más pequeños y los cohetes reutilizables, que han reducido los costes y despertado el interés de los inversores.

¿Quiénes son los grandes protagonistas?

La compañía estadounidense SpaceX tiene planes para lanzar 12.000 satélites. Hasta ahora solo ha hecho un único lanzamiento de 60. Por su parte, Amazon anunció el proyecto Kuiper, que prevé el lanzamiento de 3.236 satélites. En Europa funciona OneWeb, que ya lanzó seis satélites de los 648 previstos.

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Otras empresas, como los operadores tradicionales Inmarsat Plc y Eutelsat SA, se encuentran en una fase inicial similar. Y en China, el proyecto Hongyun propone una constelación de 156 satélites para 2022.

Todas estas empresas tienen un objetivo: proporcionar una cobertura global de internet de alta velocidad. Asimismo esperan proporcionar servicios especializados para clientes de negocios de gama alta.

¿Qué van a ganar?

SpaceX ha dicho que completar su red Starlink puede costar más de 10.000 millones de dólares. No obstante, esperan que el beneficio pueda oscilar entre los 30.000 y los 50.000 millones de dólares al año. Elon Musk asegura que los ingresos de Starlink, no de SpaceX, permitirán financiar su objetivo final de enviar humanos a Marte.

Sin embargo, tradicionalmente, muchos proyectos de satélites nunca ganan dinero.

Los inversores se muestran escépticos ante las promesas de un aumento radical de la cobertura de internet y de un mercado de telecomunicaciones transformado, escribe Bloomberg.

Por otra parte, los operadores tradicionales siguen invirtiendo en satélites geoestacionarios más potentes, colaborando con empresas como Facebook y Deutsche Telekom AG para transportar banda ancha a zonas rurales.

Posibles consecuencias del lanzamiento de miles de satélites

La aparición de miles de satélites en órbita plantea la cuestión de los desechos espaciales. El llamado síndrome de Kessler se refiere a la posibilidad de que si la LEO se llena demasiado, habrá colisiones que generarán más escombros, creando aún más colisiones, hasta que eventualmente grandes extensiones de espacio sean zonas inaccesibles para las naves espaciales.

SpaceX asegura que el 95% de sus satélites Starlink se quemarán en la atmósfera de la Tierra una vez que lleguen al final de su ciclo de vida.

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Asimismo, potencialmente serían visibles desde la Tierra. En mayo los astrónomos denunciaron que algunos telescopios estaban detectando rayas de luz solar reflejada, oscureciendo su visión del cosmos más amplio. Los astrónomos expresaron su preocupación, porque hoy en día ha sido aprobado el lanzamiento de unos 13.000 satélites a la órbita terrestre baja que empequeñecen aproximadamente 1.600 estrellas visibles al ojo humano sin ayuda.

Musk respondió que "Starlink no será visto por nadie a menos que se mire con mucho cuidado". "Necesitamos mover los telescopios a la órbita de todos modos", agregó. Asimismo, tuiteó que había enviado una nota a su equipo sobre la "reducción del albedo" —reducción de la proporción de luz reflejada en la nave espacial—.

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