El reto viral, que empezó a principios de agosto en la Comunidad Valenciana y se hizo muy popular en los adolescentes de entre 12 y 16 años, ha hecho saltar la alarma entre las autoridades locales, que se vieron obligadas a cerrar varias piscinas municipales por la presencia de heces en el agua.
Según advierten los médicos, el desafío puede ser nocivo para la salud, ya que los excrementos en el agua estancada se convierten en un foco de bacterias potencialmente perjudiciales para los bañistas, como, por ejemplo, la Escherichia coli (E.coli).
En un intento de acabar con el repugnante reto viral, algunas de las piscinas han implantado medidas de seguridad adicionales, como la instalación de sistemas de detección de orina o heces o el control de identidad a la entrada de la piscina.