El primer sacerdote chino en recibir el mandato del papa Francisco es Yao Shun. Se convirtió en abad de la diócesis de Ulanqab, en el distrito de Jining, en Mongolia Interior. Esta ordenación ha sido la primera en el marco del acuerdo interino sobre el nombramiento de obispos entre China y el Vaticano, firmado en septiembre de 2018.
Dos iglesias paralelas
Las relaciones entre China y el Vaticano se cortaron en 1951 por iniciativa del país asiático, que acusó al Vaticano de estar involucrado en un complot para asesinar a los líderes del Partido Comunista y del Estado.
Hasta ahora, la Asociación Patriótica Católica China existía de forma paralela a la Iglesia Católica, que funcionaba de forma clandestina y cuyos obispos eran nombrados por el pontífice. Las autoridades comunistas consideraban a la Asociación Patriótica el único representante legítimo de los católicos. Sus obispos, sin embargo, no eran reconocidos por la Santa Sede.
Borís Málishev, especialista del Centro de Estudios Religiosos de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades, predijo en una entrevista a Sputnik que el proceso de ordenación del Vaticano continuará.
La ordenación de los obispos en las iglesias locales puede tener lugar de dos formas: directamente en el Vaticano con la participación del pontífice o con los obispos locales ordenando colectivamente a un obispo al que Roma ya haya dado el visto bueno.
China se inclinará por la segunda forma de ordenación. La ordenación del obispo Anthony Yao Shun fue descrita por Málishev como "un paso hacia el acercamiento que ayudará a construir una línea de normalización de las relaciones".
Buen augurio
El analista también cree que el hecho de que el Vaticano ordene al primer sacerdote chino es un acontecimiento que va más allá de las relaciones bilaterales.
Asimismo, predice que los círculos católicos del mundo apoyarán firmemente la mejora de las relaciones entre China y el Vaticano. "La ideología de la Iglesia Católica en el siglo XXI es el diálogo internacional activo, el internacionalismo. Esta posición de la Iglesia, incluyendo sus relaciones con China, es especialmente notable con la llegada del papa Francisco", señala.
Por su parte, Su Hao, catedrático de la Academia Diplomática China, describió este hecho como un gran avance.
"Significa un gran avance en las relaciones bilaterales. En el pasado, China no permitió participar en la gestión de los asuntos relacionados con los obispos católicos chinos, porque creía que la Santa Sede no tenía derecho a hacerlo. Es la primera vez que el Vaticano participa activamente en este proceso, aunque sigue desarrollándose en el marco de los mecanismos estatales que rigen la actividad de la Asociación Patriótica Católica China", concluye el catedrático.