Para Chomsky dicha noción es legitimada especialmente a través de los medios de comunicación y en los círculos políticos, a pesar de que en el campo académico se le mira con cuidado pues la amplitud semántica que engloba, tiende a variar según sea quién evalúe y qué evalúe.
¿Sería una exageración hablar de la nación estadounidense en esos términos? Comparar a la sociedad que se propone como el estándar bajo el cual debe juzgarse al resto, no parece ser algo muy equilibrado (según a lo que nos tiene acostumbrados el discurso mediático). En todo caso, un desprevenido podría decir que no caen más bombas en Nueva York o Chicago que las que diariamente surcan el cielo de Yemen.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 28, 2019
No obstante, en el imperdible artículo ¿Por qué estamos subestimando el colapso estadounidense? (Why We’re Underestimating American Collapse) del ensayista Umair Haque, y traducido por el portal Misión Verdad se enumeran una serie de fenómenos o lo que él llama "patologías sociales del colapso" que reunidas bien podrían dar la idea de que Estados Unidos, es ciertamente un Estado Fallido.
"¿Por qué la gente abusa de los opioides en masa como en ningún otro lado del mundo? Deben estar viviendo genuinamente traumáticas y desesperadas vidas, en donde hay poca salubridad, así que tienen que auto-medicarse contra el terror. ¿Pero por qué están tan desesperados? Bueno, considera otro ejemplo: los nómadas jubilados. Viven en sus carros. Van de un lugar a otro, temporada tras temporada, persiguiendo cualquier trabajo sub-pagado que pudieran conseguir: en primavera, un almacén de Amazon; en Navidad, Walmart”.
Por último, señala una característica particularmente preocupante: la indiferencia ante una sociedad depredadora.
"Los predadores en la sociedad estadounidense no sólo son los súper ricos, sino también una invisible e insaciable fuerza: la normalización de lo que en el resto del mundo es visto como una penosa, histórica, generacional derrota moral, si no crímenes, que se convierten en meros asuntos mundanos por los cuales no hay que afligirse ni preocuparse", resalta Haque.
Venezuela y el discurso del Estado Fallido
Una somera revisión a través de cualquier motor de búsqueda en la web, nos permite comprender cómo el discurso del Estado Fallido se ha usado contra Venezuela, especialmente para argumentar la necesidad de una respuesta internacional que derive en una intervención militar.
Veamos las cosas a través de los hechos. Chávez asumió la presidencia de la República con una pobreza que rondaba un 80% y una pobreza crítica en el umbral del 30%. El petróleo estaba a 8 dólares por barril y la empresa petrolera PDVSA estaba controlada remotamente por las transnacionales de Estados Unidos.
Incluso el dirigente del PSUV Aristóbulo Istúriz expresó durante un discurso que dio ante la Asamblea Nacional, que una de las características más distintivas del tiempo anterior a Chávez era el descreimiento que tenía la población venezolana en sus instituciones, e incluso en sí mismos. El Estado había sido prácticamente desmontado y de no haber llegado Chávez a presidente, todas las empresas estratégicas del país, con su añadido de recursos energéticos, habrían sido transferidas a los capitales externos.
Desde 1998 hasta 2006, Chávez atravesó golpes de estado y sabotajes petroleros. Si bien gozó el país de un ingreso petrolero envidiable, ello no ocurrió como producto del azar, sino a través de decisiones políticas que fueron a contracorriente de lo que los más ortodoxos economistas y analistas habrían recomendado. Reconstruir la OPEP, por ejemplo.
Ahora bien, algo que tiene Nicolás Maduro a favor es que el modelo de Chávez dio resultados.
El poder de este modelo, no reside en la idea de que son los recursos monetarios exorbitantes producto de la venta de petróleo, los que construyen la sociedad. Es al contrario, es el deseo de avanzar en un proyecto de nación lo que termina derivando en bienestar social.
Si algo nos enseñó Thomas Hobbes, es que el individuo cede su libertad individual para transferirla a un poder superior, en este caso al Estado. Se compromete a obedecer las reglas del juego, para a su vez recibir protección, seguridad y sobre todo, certidumbre.
Puede argumentarse que a diferencia de Estados Unidos, en Venezuela se tiene un sistema de salud y educación gratuito. Una política de protección social que ampara a la mayoría de los jubilados. Servicios públicos prácticamente gratuitos. Sin embargo, una cuestión es que exista y otra cosa muy distinta es que atiendan la demanda de necesidades reales. El problema de credibilidad se mantiene si la eficacia no se produce.
Cuando el Amazonas se incendia, no sirve el silencio y rogar porque las llamas se disipen. Más bien, se busca un traje especial y se lucha cara a cara contra el fuego. "El ejemplo no es la principal manera para influir a los demás, es la única", valdría decir.
🔥 Evo, Bolsonaro y la Amazonia: dos enfoques distintos para un mismo problema https://t.co/4aXRONB6sM
— Misión Verdad (@Mision_Verdad) August 28, 2019
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK