"¿Sabías que los desechos orgánicos de los salmones de cultivo favorecen el desarrollo de algas nocivas y estimulan la producción bacteriana, generando la pérdida de biodiversidad en nuestros océanos?", interrogó a sus seguidores de Instagram el cocinero argentino Francis Mallmann, propietario del exclusivo restaurante Garzón, en el este de Uruguay y de varios más en Argentina.
En la misma publicación, Mallmann y Vanina Chimeno (socia y esposa de Mallmann) posan con carteles de apoyo a la campaña #NoALaSalmonicultura, en referencia a la actividad económica basada en la instalación de criadores de salmones lejos de sus hábitats naturales.
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La movilización surgió a comienzos de 2019 al conocerse un principio del acuerdo entre los gobiernos de Argentina y de Noruega. Ambos países evaluaban la posibilidad de desarrollar la industria del salmón en el lado argentino del Canal Beagle, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico y cuya gestión es compartida entre argentinos y chilenos.
La publicación de Mallmann también advierte sobre que "la cantidad de antibióticos que le son suministrados (a los salmones) a lo largo de su crecimiento favorece la resistencia bacteriana en humanos". Es que la industria del salmón utiliza elevadas cantidades de antibióticos que perjudican a otras especies y tienen efecto en los seres humanos que más tarde se alimentan de esos salmones.
En efecto, según la organización ambientalista internacional Greenpeace, la introducción del salmón en aguas del sur de Suramérica amenaza al resto de las especies autóctonas, debido a la falta de oxígeno debajo de las jaulas, y contamina las aguas debido al exceso de nutrientes en el agua que generan los desechos de los salmones.
Pero la campaña no se limita únicamente a mensajes en redes sociales. El propio Mallmann anunció que eliminaría el salmón de su prestigioso menú: "En Restaurante Garzón no servimos más salmón".
No fue el único. A comienzos de año, un grupo de cocineros, entre los que estaban los reconocidos Narda Lepes, Fernando Trocca, Germán Martitegui y Mauro Colagreco difundieron una carta pública en la que alertaron que "es tanto el impacto y el efecto negativo que tiene este tipo de producción que para países como Noruega resulta más viable buscar nuevas fronteras".
#NoALaSalmonicultura: los cocineros decimos no a la instalación de salmoneras en el canal de Beagle. Por eso, retiramos el salmón de nuestras cartas. https://t.co/PJlq5SdbM8 pic.twitter.com/RjOkj1vqEo
— Fernando Trocca (@FernandoTrocca) January 30, 2019
Para los cocineros y activistas, las inversiones noruegas buscan el sur de Suramérica porque "las políticas y estándares de producción que deben cumplir en sus aguas son siempre más estrictas y caras que las que pueden aplicar en los países menos desarrollados".
"Los noruegos la quieren instalar en el Canal Beagle y quienes tienen la potestad de permitirlo son nuestros representantes, siempre y cuando como sociedad no exijamos lo contrario. Lamentablemente, Chile hoy es un ejemplo de lo que sucede si los dejamos entrar. Les iremos contando cuáles son las consecuencias de la salmonicultura y qué significa cada vez que nos mandamos un sashimi a la boca", agrega la declaración.
En 2019, Greenpeace denunció en Chile que la empresa de capitales noruegos Nova Austral, dedicada a la producción de salmón en aguas chilenas, pretende ampliar su presencia en la zona antártica de ese país, lo que se suma a la posibilidad de que Argentina autorice la nueva industria.
La importancia de las aguas chilenas para la industria salmonera es tal que, según había dicho a Sputnik el senador chileno del Partido por la Democracia Guido Girardi, la visita de los reyes noruegos a Chile el pasado abril tuvo como objetivo encubierto respaldar el "lobby" de la industria salmonera noruega para obtener nuevas concesiones del Gobierno.
Si bien el riesgo del lado chileno sigue vigente, la posibilidad de que haya nuevas salmoneras en territorio marítimo argentino puede haberse descartado. En enero, el director de Obras y Servicios Sanitarios del Gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, Guillermo Worman, comunicó la decisión de su administración de no avanzar en la instalación de criaderos de salmones.
"Ha quedado claro que el método convencional de cría de salmónidos, con jaulas en el mar, se contrapone con el modelo de desarrollo sostenible que tiene el gobierno provincial para el Canal Beagle”, dijo Worman, según recogió la agencia Télam.
La campaña contra las salmoneras sumó recientemente otro aliado, con el estreno de la película documental Artifishal, que advierte sobre "la extinción del salmón salvaje, la amenaza que representan los criaderos y las granjas de peces y nuestra contínua pérdida de fe en la naturaleza".
El film, producido por la empresa textil Patagonia, será proyectado en diferentes localidades de Argentina con el objetivo de apuntalar la campaña.