El objetivo es "fortalecer la estabilidad financiera de Pemex y mejorar su rentabilidad y contribución estratégica de largo plazo a la economía mexicana", dijo la cartera del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024).
La cartera federal asegura que "la aportación patrimonial no tendrá impacto en la deuda neta del sector público de México o en el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público".
Pemex tiene un desafiante programa de pagos de sus compromisos financieros para los próximos años, hasta 2023.
La secretaría de Hacienda afirma que el Gobierno de López Obrador mantiene "un compromiso con la disciplina fiscal y estabilidad macroeconómica soportada por la formulación de políticas prudentes".
La nueva administración ha encomendado a la firma estatal relanzar la producción petrolera nacional, sin depender de inversiones extranjeras ni asociaciones estratégicas ("farmouts"), que habían comenzado a llegar al sector energético en la administración anterior.
La petrolera que encabeza Octavio Romero Oropeza dijo que destinará esos recursos a negociar su deuda a largo plazo y a "un intercambio de bonos con el fin de suavizar el perfil de vencimientos".
Las metas de Pemex
En los últimos cinco años la empresa ha reportado pérdidas financieras anuales, como la registrada en la primera mitad de 2019, de 4.500 millones de dólares.
Los impuestos de Pemex nutren las arcas públicas con poco menos del 20% del presupuesto federal.
El próximo año el Gobierno intentará incrementar casi 10% de los recursos anuales para Pemex, a cambio de lograr un incremento de la producción en casi 20%.
El plan consiste en retirar a la industria petrolera mexicana de la exploración y explotación de los complejos pero prometedores yacimientos de las aguas profundas del Golfo de México, que requieren altas inversiones, tecnología de punta y hasta una década para desarrollarse, según informó esta semana el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.
Pemex está regresando a explotar los decaídos y sobreexplotados campos maduros de aguas someras, cercanas a las costas mexicanas, y antiguos campos terrestres.
Las calificadoras de riesgo financiero han advertido que depender de las reservas probadas de esos yacimientos, sin restituirlas con nuevos hallazgos geológicos, dejaría a las próximas administraciones en enorme desventaja.
"Hay un cambio en la estrategia de producción, que privilegia yacimientos en aguas someras y en tierra (…) la exploración petrolera en aguas profundas es importante, pero el ciclo es de siete años en exploración, más tres años en desarrollo" de los yacimientos, detalló Herrera ante el propio presidente López Obrador en una conferencia de prensa.
El presupuesto 2020 obliga a Pemex a elevar la producción por primera vez en 15 años, que el año pasado cayó a 1,6 millones de barriles al día, es decir, a la mitad exacta del máximo histórico alcanzado en 2004.
La desafiante meta del año próximo es extraer 1,95 millones de toneles diarios, que el ministro Herrera estima posible de alcanzar porque ya se frenó la caída en la producción.