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Camisetas de Pablo Escobar y hormigas fritas, rarezas para los extranjeros en Bogotá

© AFP 2023 / Raul ArboledaUna camiseta de Pablo Escobar
Una camiseta de Pablo Escobar - Sputnik Mundo
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BOGOTÁ (Sputnik) — Camisetas con el rostro del excapo del Cartel de Medellín Pablo Escobar, dentífricos a base de coca para blanquear los dientes, pomadas de marihuana medicinal y hasta hormigas fritas son algunas de las curiosidades que componen los mercadillos del centro de Bogotá.

Esos mercadillos son para los turistas que llegan desde el extranjero a conocer las particularidades de la capital colombiana.

"No cabe duda de que las camisetas de Escobar son de los productos más apetecidos por los turistas, sobre todo los europeos, aquí cada semana vendemos hasta 200 de esas", dijo a Sputnik Rosalba García, una de las dependientes de un pequeño local dentro del Centro Artesanal Plaza Bolívar, paseo comercial en pleno centro histórico de Bogotá.

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Con un valor que ronda los 4,4 dólares para las camisetas de tallas inferiores, hasta los 5,2 dólares para las de tamaño XXL, las camisetas de Escobar representan en promedio 880 dólares semanales en ingresos para estos negocios.

Y es que las camisetas del excapo son en sí mismas una adicción para el turista, pese a la iniciativa de gobiernos locales, como el de la ciudad de Medellín, que pide desincentivar su venta para evitar la apología al narcotráfico y reducir la exposición negativa del país en el extranjero.

​"Eso es como querer tapar el sol con un dedo; en todo el mundo se sabe quién es Escobar, y lucir una camiseta con su imagen en verdad que es exótico en otros países... en Francia no se consiguen", dijo, por su parte, Nathan Bay-Lucet, un turista francés que lleva cuatro camisetas con diferentes imágenes de Escobar, desde una en la que se lee "Se Busca" hasta otra en la que se observa su tarjeta de identificación y una más mientras estuvo en prisión.

La coca como producto

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Unos cuantos pasos más adelante, en medio del barullo de vendedores del mercadillo que abordan a los visitantes con saludos de "a la orden" y de "¿Qué necesita?", se encuentran también diferentes productos a base de coca y marihuana, aunque no todos se pueden llevar en la maleta de viaje.

"La bolsa de 50 gramos de hojas de coca cuesta 25.000 pesos (7,3 dólares), pero si piensa llevarla al extranjero le advierto que se la van a decomisar en el aeropuerto; esto no lo dejan sacar del país, pese a que tiene código de barras y de que aquí es completamente legal", dice Marcela Pineda, una joven vendedora que a cambio ofrece a los turistas té de coca, cuya presentación en bolsitas es avalada por las autoridades colombianas.

"Los tengo en varias presentaciones, el té de cien tisanas le cuesta 25.000 pesos, el de 50 tisanas vale 18.000 (5,2 dólares) y el de 20 unidades, 12.000 pesos (3,52 dólares), incluso tengo también el té de coca con cedrón para relajar más, ¿cuál va a llevar?", pregunta Marcela mientras su pequeña hija, de apenas un año de edad, duerme en un corral junto al estante de productos.

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Buena parte de ellos son fabricados por la firma Expoindígenas, una organización indígena con sede en el departamento de Cauca (suroeste) dedicada "a la preservación de las tradiciones alimenticias y medicinales" de sus ancestros, según se lee en su página web.

La variedad de productos a base de coca es tan amplia que incluso el turista encuentra aquí la competencia directa de la Coca-Cola 'made in Colombia': la Coca Sek, una bebida carbonatada que el pueblo Páez —del suroeste del país— comenzó a producir y vender en diciembre de 2005.

La bebida, de color sidra y con un agradable olor a té, es producida bajo el precepto de que la "coca no es cocaína, como la uva no es vino", pero en 2007 fue retirada de los estantes de los supermercados del país por cuestiones de marca, por lo que ahora sólo se consigue en pasajes comerciales del centro de Bogotá y en tiendas naturistas.

"Lleve una lata en cinco mil pesos (1,4 dólares) o dos en ocho mil (2,3 dólares)", dice otra vendedora del lugar, con lo que al menos queda claro que en términos de precio, Coca Sek resulta más costosa que cualquier otra bebida carbonatada del mercado.

CocaDent, para "limpiar los dientes y fortalecer las encías", a sólo 2,6 dólares, jabón de coca, a 3,5 dólares, o la pomada de coca, que por 8,8 dólares promete aliviar los dolores producidos por el reumatismo y el frío, son otros de los productos que abundan en estos lugares, así como también el shampoo para el cabello a base de cannabis, cuyo valor no supera los tres dólares.

Hormigas gourmet

Pero quizás más exótico que todo aquello resultan ser las "hormigas culonas", un insecto que aunque se cultiva en el departamento de Santander (nordeste, frontera con Venezuela), encuentra en los turistas que llegan a Bogotá su mejor mercado.

CC BY 2.0 / Geoff Gallice / Hormigas guerreras (archivo)
Camisetas de Pablo Escobar y hormigas fritas, rarezas para los extranjeros en Bogotá - Sputnik Mundo
Hormigas guerreras (archivo)

Las "hormigas culonas", denominadas así por su abultado abdomen, son hoy en día una tradición gastronómica a la que le atribuyen bondades afrodisíacas y analgésicas, y cuya presentación en bolsitas de 10.000 [2,9 dólares], 20.000 [5,8 dólares] y 50.000 pesos [14,7 dólares] permite apreciar que se trata de un alimento tipo gourmet en Colombia.

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"Sí, son costosas, pero hay que entender lo que hay que hacer para obtenerlas. Las culonas sólo se consiguen durante nueve semanas al año, cuando miles salen de sus hormigueros para aparearse, y es entonces cuando se puede capturar a las hembras —los machos no se comen— para ser tostadas vivas al fogón", explica Adrián Polindara, quien desde hace más de diez años vende las hormigas con su esposa en la céntrica Plaza de Bolívar.

"Pensé que me iba dar asco al comerlas, pero la verdad es que no, saben a maní pero son mucho más saladas; además dicen que son afrodisíacas... lo malo es que yo estoy solo acá", dice Miguel, un turista español que visita Bogotá por cuestiones de su trabajo, pero que aprovecha un entretiempo para hacer turismo en la ciudad.

Así, los mercadillos artesanales del centro histórico de Bogotá sorprenden a los turistas extranjeros con extrañezas de productos que aunque en Colombia resultan populares y comunes, en el mundo son exotismos que vale la pena comprar y disfrutar.

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