"En estos momentos está suspendida la apelación de común acuerdo entre las partes porque estamos en negociaciones, después de que salió el fallo en primera instancia, que obliga al Ministerio de Defensa enajenar el águila, la parte actora (permisarios) se comunicó con nosotros con una propuesta, en base a ella se están llevando adelante conversaciones", contó López, escribano y que encabeza el Grupo Coordinador para Hallazgos, Pecios y Materiales Arqueológicos del ministerio.
Ese fallo judicial en primera instancia condenó a ese ministerio y a la Prefectura Nacional Naval a "disponer y realizar la venta onerosa del águila (mascarón de popa) y del telémetro del Graf Spee dentro de un plazo de 90 días (desde que quede ejecutoriada la sentencia) y a compartir el 50% de lo producido con los permisarios".
Ante ese dictamen, el ministerio decidió que apelaría ya que al Gobierno hay otros temas más allá de lo económico que le interesan entorno a estas piezas del acorazado alemán de la Segunda Guerra Mundial, indicó López, entre ellas "la sensibilidad que tienen por el valor histórico".
Pese a que tanto el Gobierno como el permisario pueden apelar en un tiempo de 15 días, "de común acuerdo se presentó un escrito suspendiendo ese plazo por 90 días y estamos en conversaciones para ver si llegamos a un acuerdo", detalló López.
López prefirió no dar detalles acerca de lo que están negociando con los privados.
Sin embargo, Etchegaray afirmó a Sputnik que el espíritu de ellos y "aparentemente lo que dijeron todas las partes es que queremos un destino académico cultural para el águila y el telémetro".
La idea, agregó, es que se vendan a "un museo o academia, tiene que tener un destino cierto y conocido para que todas las partes estén conformes".
López explicó que si no resultara un acuerdo entre el Gobierno y Etchegaray "sigue corriendo el plazo (de apelación) y quedan seis días para apelar, pasa un tribunal de alzada; se van a vender en última instancia si (el fallo) es confirmado por la Suprema Corte de Justicia".
Agregó que propuestas específicas de compra "no hubo ninguna, se habló por parte de la parte actora (permisarios) de 50 millones, 80 millones de dólares, expertos internacionales hablaron de 100.000 dólares y otros expertos dijeron que el valor es cero por estar fuera del comercio de los hombres, algunos lo compararon con una pirámide de Egipto, ¿cuánto valdría si hubiera que venderla?".
Etchegaray aseguró que "siempre hubo consultas y, además, los museos en las grandes ciudades son visitados por millones de turistas que pagan entrada y reciben apoyos de fundaciones y gobiernos y también gobiernos interesados en lo que significa como producto cultural, de interés turístico y comunicación internacional".
Contrato
El telémetro fue extraído de las aguas del Río de la Plata en 2004 y el águila el 10 de febrero de 2006 por los permisarios, que además de Alfredo Etchegaray son su hermano Felipe y el buzo Héctor Bado, quien falleció en 2017.
Etchegaray afirmó a esta agencia que hay un contrato que "cumplir, es un derecho internacional a la justa remuneración por el trabajo y más cuando siempre se cumplió con todo".
Sin embargo, el Ministerio de Defensa asegura que los permisarios no cumplieron con el contrato ya que éste indicaba que debían sacar todo el acorazado, y no solo piezas, para de esa forma desobstruir el canal de navegación.
Al respecto, Etchegaray indicó a esta agencia que "está claro en el contrato que era rescate total o parcial y no existe incumplimiento".
El águila y el telémetro están en perfecto estado de conservación, afirmó López.
El telémetro se encuentra en el puerto de Montevideo frente al Comando de la Armada, así que puede ser apreciado por quienes concurran al lugar.
El águila de bronce está en un depósito de la Armada; López dijo que arqueólogos de la estatal Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación la analizaron a fines de 2017, principios de 2018, y aseguraron en un informe que está bien conservada.