JPMorgan Chase es considerado como el supremo megabanco que maneja hedge funds en el mundo basados en pura especulación financierista que forman parte de la panoplia de los ominosos derivados que han alcanzado la escalofriante cifra de 544 millones de millones de dólares: casi tres veces del valor de las bolsas de valores en todo el mundo y que equivale a más de seis veces el PIB (Producto Interno Bruto) Global de 87,27 millones de millones de dólares.
Quizá esté por fenecer una de las trasnacionales financieras mas añejas del planeta con sede en Nueva York que hoy controlan grandes gigabancos como BlackRock, Vanguard Group y StateStreet.
Según Tyler Durden, de Zero Hedge, el Departamento de Justicia de EEUU acusó a la mesa de tratativas de metales preciosos (oro y plata) de ser una "empresa criminal", como un vulgar "equivalente funcional de las mafias".
Zero Hedge se mofa de lo que antes, cuando era expuesto, era señalado como 'teoría de la conspiración'.
Los fiscales exhibieron "el masivo esquema de varios años para manipular el mercado de los contratos futuros de los metales preciosos y la defraudación de los participantes en el mercado".
El Departamento de Justicia acusó formalmente a tres mercaderes del megabanco: Michael Nowak (anterior mandamás de su mesa comercial de metales preciosos), Christopher Jordan (quien se trasladó luego a Crédit Suisse y a First New York), y a Gregg Smith. El más mafioso de todos, Blythe Masters, ha sido omitido por el momento.
Brian Benczkowski, asistente del procurador general, comentó a la prensa que "basado en el hecho de que se trató de una conducta que fue extensa en la mesa, que se comprometió en miles de episodios en un periodo de ocho años —que es precisamente el genero de conducta que el estatuto RICO es dado a castigar—".
El portal Bloomberg explaya la enmienda RICO: "una ley que permite a los fiscales capturar las 'empresas criminales', como la de las mafias, al incriminar a todos [sic] los miembros de la organización por cualquier crimen cometido por un individuo en nombre de la organización". ¿Jaque previo al mate?
¿Irán tan lejos como embargar y/o expropiar los activos de 2,73 millones de millones de dólares y, de paso, fastidiar a sus verdaderos propietarios: los gigabancos BlackRock/Vanguard/State Street?
El lenguaje usado de los fiscales es exageradamente feroz —por tratarse de las joyas bancarias estratégicas que gozaron de la permisividad de los Clinton y Obama—, quienes acusaron a los mercaderes del oro y la plata del banco de operar "una conspiración [sic] en la conducta de los asuntos de una empresa implicada en el comercio interestatal o foráneo mediante un patrón de actividad del crimen organizado", lo cual apunta, según Zero Hedge a una "más profunda acusación del banco" cuando hasta ahora 12 mercaderes "han sido acusados de conspiración manipulativa".
Benczkowski no se mordió la lengua: "Perseguiremos los hechos a donde conduzcan, sea entre las mesas aquí o en cualquier otro [sic] banco o arriba [sic] en la institución financiera misma".
Un golpe de esta magnitud de parte de Trump, en búsqueda de su atribulada reelección, lo haría inmensamente popular y rebasaría a la senadora Elizabeth Warren del Partido Demócrata, quien ha crecido gracias a su postura en contra de los excesos de Wall Street.
¡La dimensión es enorme!: Trump estaría dando un golpe de Estado Financiero en el corazón mismo de Wall Street y quizá esté arriesgando su vida, no se diga la de su familia entera.
De ahí quizá se explique la exagerada ferocidad de sus contrincantes, estimulados por los mega y gigabancos puestos en jaque y que dominan el mercado de Wall Street y buscan defenestrarlo con cualquier pretexto banal o real.
Benczkowski remató que "las acusaciones no deben dejar duda de que el Departamento de Justicia está comprometido a perseguir a quienes socavan la confianza del público inversionista en la integridad de nuestros mercados de materias primas [commodities]".
Lo mas interesante es el periodo de investigación de ocho años que inició cuando apenas EEUU llevaba tres años de su grave crisis financiera de 2008, producto de la quiebra de Lehman Brothers, y todavía era presidente Obama quien no tuvo el coraje ni la voluntad de poner orden en Wall Street y en los mercados globales.
No falta quienes aduzcan que se trata de una vendetta de Trump contra sus acosadores y acusadores del fallido Russiagate y que ahora han vuelto a la carga con otras trivialidades que buscan su defenestración (impeachment) bajo cualquier excusa.
En forma extraña le han dado mucho juego al fajo de billetes de 20 dólares que tenía Trump en la bolsa trasera de su pantalón. Cabe recordar que en su sonada entrevista a Play Boy de hace 29 años, Trump, cuando era Demócrata antes de convertirse a Republicano, manifestó que el prefería el efectivo (cash), como casinero que fue, y los bienes raíces, como inversionista inmobiliario en la actualidad, a los juegos financieros bursátiles.
A mi juicio, en caso de una reelección de Trump, es probable que se esté preparando la ambientación idónea para impulsar al oro y la plata —en EEUU ya existió incluso un Partido de la Plata en el Siglo XIX —como baluartes del nuevo sistema financiero internacional, al unísono de Rusia/China/India, y que curiosamente formó parte de la plataforma electoral del Partido Republicano en la elección presidencial pasada y que sabe mejor que nadie la grave crisis que padece el dólar.