"Lamento algunos hechos, pero no fueron como la vez pasada", dijo en conferencia de prensa, aludiendo a otra movilización del 26 de septiembre pasado.
En aquella marcha conmemorativa del quinto aniversario de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela rural de maestros de Ayotzinapa, también apareció un centenar de encapuchados autodenominados "anarquistas", realizando actos de vandalismo contra comercios y edificios históricos.
"La gente que no estaba vestida de blanco, que estaba en la calle, ayudó mucho ante estos hechos", relató el gobernante.
López Obrador ilustró los incidentes con una imagen, que circuló en las redes sociales, cuando el escudo de un policía era pintarrajeado por uno de los "provocadores", ante lo cual "unos señores grandes [ancianos] empezaron a empujar a los muchachos".
En la manifestación, que recorrió varios kilómetros, desde la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco al Palacio Nacional, sede del Gobierno, participaron unas 10.000 personas resguardadas por otra cantidad similar de funcionarios del Gobierno capitalino, vestidos de blanco, en Cinturones de Paz.
Tras los actos de violencia escenificados, 14 personas resultaron lesionadas por petardos caseros, cristales rotos y quemaduras por bombas incendiarias molotov, entre ellas agentes de la Policía que fueron traslados a hospitales, según el balance de la Seguridad Pública de la Ciudad de México.
A pesar de los incidentes, el jefe de Estado dijo que "hay gobernabilidad, tranquilidad y paz, la gente está contenta, está funcionando la economía hay bienestar".
El Gobierno de la capital desplegó a 2. 500 policías antimotines para la "contención pacífica y aislamiento de grupos que esperaban que la Policía reprimiera a los manifestantes, con el objetivo de repetir conductas de años anteriores", indicó en un comunicado la secretaría de Seguridad Pública de la ciudad.