Ocho de los fallecidos son efectivos, dos de ellos, así como dos manifestantes fueron matados a tiros por "francotiradores desconocidos".
Las protestas se desencadenaron el 1 de octubre en Bagdad, y luego se extendieron a varias provincias iraquíes, con los manifestantes exigiendo la dimisión del Gobierno, mejoras del nivel de vida y de los ámbitos de sanidad y educación, así como protestando por el desempleo y la corrupción.
Las autoridades iraquíes bloquearon entre el 2 y 4 de octubre el acceso a internet en Bagdad y varias otras regiones del centro y el sur del país, y en la madrugada del jueves 3 comenzó a regir en la capital un toque de queda que luego se extendió a las provincias de Nayaf, Mesena, Di Car, Babilonia y Wasit.
El 4 de octubre, el primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, anunció el levantamiento del toque de queda a partir de las 05.00 horas locales del sábado 5, aunque los informes al respecto no precisan dónde se anulará la medida restrictiva.
Este mismo domingo 6 el Gobierno de Irak dio a conocer el primer paquete de medidas económicas para mitigar las protestas.
La ONU exige poner fin a la violencia contra los civiles en Irak y llevar a cabo una investigación transparente sobre las muertes de manifestantes pacíficos.