El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció el 9 de octubre el inicio de una operación militar en el norte de Siria bautizada como Fuente de Paz. Esta incursión, según Ankara, ayudará a proteger la integridad territorial de Siria y establecerá una zona de seguridad de 30 kilómetros para 2 millones de refugiados sirios. Esta misión también está dirigida contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado por Ankara como una organización terrorista.
A su vez, los kurdos, privados del apoyo militar directo de EEUU, no tienen nada con lo que contrarrestar y resistir el ataque de un ejército tan disciplinado como el turco, opina Amirajmadian.
"En estas condiciones es muy alta la posibilidad de que los kurdos se reconcilien con el Gobierno sirio. Necesitan su cooperación para poder responder al ataque de Turquía", destaca.
Las autoridades sirias ya habían condenado en repetidas ocasiones la política aplicada por Ankara en el norte de Siria y es ahora cuando han empezado a actuar. El acuerdo alcanzado entre los kurdos y Damasco sobre el despliegue de fuerzas sirias a lo largo de toda la frontera con Turquía ha sido la reacción natural a la ofensiva turca, según el experto.
Amirajmadian opina que Damasco incluso podría llegar a ofrecer a los kurdos la autonomía que tanto desean. Por un lado, este movimiento debilitaría las posiciones políticas de Turquía; por el otro, estabilizaría la situación en el norte de Siria.
Otros politólogos no descartan la posibilidad de que las acciones de Damasco sean capaces de conducir a una confrontación directa con las tropas turcas. El consejero del presidente turco Yasin Aktay declaró que el acuerdo del Gobierno sirio con los kurdos es una muestra de hostilidad hacia Turquía.
La furia de los aliados
La operación militar lanzada por Turquía es capaz de enemistar al país otomano con sus aliados de la OTAN. El presidente de EEUU, Donald Trump, ya amenazó a Ankara con aniquilar su economía si hace algo que no le guste.
La tensión entre EEUU y Turquía fue exacerbada aún más por el incidente que se produjo en los primeros días de la campaña turca. El Pentágono confirmó que la artillería turca había disparado contra las tropas estadounidenses que se encontraban en las inmediaciones de Kobani.
Según la Defensa estadounidense, los turcos estaban al corriente de la presencia de las fuerzas estadounidenses en la zona, lo que contrasta con las declaraciones hechas por el Ministerio de Defensa de Turquía. El ente comunicó que abrió fuego contra los kurdos y que cesaron los disparos cuando recibieron una advertencia de EEUU.
La operación militar turca en Siria fue criticada no solo por los políticos de EEUU, sino por los de otros países miembros de la OTAN. El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, anunció que Berlín estaba listo para imponer sanciones contra la economía turca.
A su vez, Francia prometió adoptar todas las medidas necesarias para detener la ofensiva turca. En particular, en París temen que la operación en Siria pueda conducir a que los terroristas aumenten su actividad en la región. Previamente varios países europeos se opusieron a vender armas a Ankara.
"Nosotros estamos bajo la amenaza de una organización terrorista. Según el artículo 5, la OTAN debería estar con nosotros. ¿Están con nosotros o con los terroristas? Todavía no hemos escuchado ni una sola respuesta exacta", declaró el mandatario turco.
Con mencionar el artículo 5 Erdogan se refirió a la Carta de la Alianza Atlántica y una provisión que urge a una respuesta conjunta de todos los miembros del bloque si uno de ellos es atacado por una fuerza.
Además, el presidente turco agregó que varios líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, Boris Johnson —con quienes el político turco había conversado por teléfono—, se han hallado bajo la seria presión de la información errónea sobre la situación en Siria.