De los 27 agentes de policía, tres fueron suspendidos temporalmente del servicio y dos fueron obligados a entregar las armas durante la investigación.
El 3 de octubre Mickael Harpon, técnico informático de 45 años de la Prefectura de París, la sede central de la Policía, asesinó a puñaladas a cuatro de sus compañeros, entre ellos a una mujer.
Más tarde se supo que el agresor, abatido a tiros en el acto, se había radicalizado tras convertirse al islam, mantenía contactos con grupos extremistas y planeó de antemano su ataque.