Ambos, padre e hijo, son criminales, pero la amenaza a la población civil rompió el molde que el Chapo utilizó para evadir la justicia.
Por ello, Culiacán vivió la tarde del 17 de octubre lo que nunca había ocurrido en su historia, aunque siempre ha sido una sociedad ligada al estilo de vida del narcotráfico y los grupos armados, incluso creando una apología del delito.
En Culiacán no sabían lo que significaba aventarse al pavimento junto con sus hijos, justo después de recogerlos de la escuela, o correr despavoridos dentro de comercios y restaurantes.

O en Monterrey, Nuevo León, por Los Zetas —ahora Cártel del Noreste—, que mataron por "balas perdidas" a una madre y su hija en la caseta de peaje de la autopista al municipio de Cadereyta.
El bloqueo de calles con camiones incendiados para impedir el paso de las autoridades, las balaceras abiertas con todo tipo de armas de fuego, hechos que pueden matar civiles en las calles, no era una estrategia del Cártel de Sinaloa, hasta ahora.
Es común que Los Zetas —ahora Cártel del Noreste— utilice jóvenes armados y arriba de camionetas blindadas para crear el caos y el miedo masivo cuando las autoridades van por uno de sus líderes. Son en ocasiones adolescentes quienes ejecutan esas acciones con burlas.
Ese es el mismo perfil de este 'neo-cártel' de Sinaloa, que subió a las redes sociales algunos videos grabados el 17 de octubre en las calles de Culiacán, en los cuales dan instrucciones entre sí, muestran su despliegue armado, o ríen y gritan de emoción en medio de la amenaza a la población civil.
Este grupo de pistoleros y sicarios de Ovidio Guzmán, un perfil de narcojúniors que amenazaron a la sociedad civil de Culiacán, es un nuevo tipo de pistolero dentro del Cártel de Sinaloa.
La importancia de Ovidio Guzmán
Durante las audiencias del juicio contra el Chapo, en Brooklyn, Estados Unidos, Ovidio Guzmán fue mencionado como uno de los estrategas del plan para preparar la fuga de su padre del penal de El Altiplano, Estado de México, ocurrida en julio de 2015.
Por ello se mencionó en la Corte que el gobierno federal de Estados Unidos actuaría judicialmente en contra de los hijos del capo.
Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, los otros hijos de el Chapo, habían figurado más en los expedientes del Cártel de Sinaloa, mientras Ovidio se mantenía en un bajo perfil.
Junto a su hermano Joaquín Guzmán López, Ovidio fue acusado en Estados Unidos por cargos de asociación delictuosa relacionados con drogas ilegales, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Ovidio es hermano de Édgar Guzmán, quien fue abatido por miembros del Cártel de los Beltrán Leyva el 10 de mayo de 2008, en un estacionamiento de un centro comercial de la avenida Universitarios, en Culiacán.
Como apología del delito de narcotráfico, hoy puede verse en el lugar donde asesinaron a Édgar Guzmán, una cruz iluminada y siempre atendida por los "culichis".