La mañana del 31 de octubre, pocos días después de las elecciones argentinas, las calles de Buenos Aires amanecieron con carteles con la frase "Ahora el país de TODOS" siguiendo el diseño que usó el peronismo kirchnerista durante la campaña, con diferentes fotos acompañando la oración: "una mano abre la persiana de un comercio, un músico toca una guitarra, una persona junta lechugas de la tierra, un docente escribe con tiza en un pizarrón".
Miembros de la comunidad científica que no se identifican con el partido que ganó las elecciones presidenciales el 27 de octubre manifestaron su desacuerdo por el uso considerado proselitista de una entidad encargada de apoyar las carreras académicas universitarias y otorgar apoyo presupuestario a proyectos de investigación en todo el país.
Entre quienes criticaron el cartel está Sandra Pitta, doctora en Biotecnología e investigadora del Conicet, que se hizo conocida en agosto pasado, cuando fue mencionada en un discurso del ahora presidente electo, Alberto Fernández, luego de haber firmado una carta de apoyo a la reelección de Mauricio Macri.
Esto es tan fascista que no sé por donde empezar. Empiezo por lo obvio: CONICET no es de un partido. Es una falta de respeto y una violación a la libertad de pensamiento que debe primar en el ámbito científico. ASCO. https://t.co/641Pom1YQK
— Sandra Pitta (@spitta1969) October 31, 2019
Por otro lado, Marina Simian, la bióloga molecular que participó de un programa de TV para financiar sus investigaciones para la cura del cáncer ante la falta de recursos del Conicet, opinó que se trató de "un uso inapropiado del logo por el Frente de Todos. En el espacio científico tiene que haber gente con distintas ideas y no una hegemonía", dijo en entrevista a la prensa local.
¿Qué hay detrás la polémica?
El Frente de Todos usó el logo del Conicet posteriormente a una campaña electoral en la que utilizó la defensa de la ciencia y la tecnología nacional como bandera y en la que más de 8.000 científicos firmaron una carta de apoyo a la fórmula que encabezaron Alberto Fernández y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
"Es una verdad que la gente, por lo menos de acá adentro de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA [Universidad de Buenos Aires] y del Conicet con las que estoy más allegada, ve con buenos ojos este cambio de gestión, más que nada por lo que pasó en estos últimos cuatro años y por como venía siendo antes del 2015. En comparación, estábamos mucho mejor", dijo a Sputnik Gustavo Martínez, becario de un doctorado en Biología.
El último llamado del Conicet para el ingreso a la carrera de investigador científico, en abril, abrió un cupo máximo de 450 personas para todas las instituciones universitarias del país y dejó a más de 2.100 aplicantes fuera.
Gran parte de los excluidos desarrollaban ya proyectos como becarios doctorales o posdoctorales en períodos de cinco y dos años, respectivamente. Antes de Macri, el Gobierno de Cristina Fernández había dispuesto en sus últimos dos años cupos de 900 ingresos.
La afirmación del actual mandatario fue categóricamente desmentida por los directivos del Conicet, quienes solicitaron "un aumento de emergencia de al menos 20% para todo el personal y becarios del organismo".
En una nueva medida restrictiva, el 1 de noviembre, la Dirección Nacional de Cooperación e Integración Institucional de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva notificó que suspendió el financiamiento de proyectos de investigación con contrapartes extranjeras por falta de presupuesto.