Para llegar a esa conclusión, los investigadores de Eslovaquia, Suecia, Australia y EEUU analizaron los fósiles de dinosaurios y de antiguas aves hallados en la ciudad australiana de Koonwarra. Se trata de diez ejemplares de aproximadamente 118 millones de años de antigüedad que ofrecieron a los científicos pruebas sólidas de que el cuerpo de estos seres estaba cubierto de plumas.
Los microscopios y espectroscopios permitieron a los investigadores captar con precisión los detalles de la anotomía de los dinosaurios.
Para entender mejor las condiciones en las que tuvieron que vivir estos dinosaurios es necesario retroceder en el tiempo millones de años, cuando sobre la faz de la Tierra solo existía el continente de Gondwana. El centro de esta masa terrestre se ubicaba más o menos en el actual polo sur.
En aquellos tiempos el clima era más cálido y los ecosistemas eran ricos en flora y fauna. Los polos de este continente registraban largos periodos de luz solar en verano y se sumían en la oscuridad absoluta durante el invierno. Por ello, cualquier ser vivo tenía que acostumbrarse de una manera u otra a vivir en condiciones extremas durante crepúsculos fríos.
Con este descubrimiento, los científicos esperan añadir una pieza más al rompecabezas de la evolución de los dinosaurios. Además, los paleontólogos descubrieron en aquellos fósiles pigmentos de melanina, lo que sugiere que los dinosaurios de Gondwana eran oscuros para poder absorber el calor.