Desde el 14 de octubre, luego de que el Gobierno chileno anunciara el aumento de menos de un dólar en el precio del pasaje del metro de Santiago, las calles de diferentes ciudades se convirtieron en escenarios de violentos enfrentamientos entre los manifestantes y la policía.
El 22 de noviembre no fue una excepción, la policía chilena nuevamente dispersó a la multitud con cañones de agua y gases lacrimógenos después de que los manifestantes lanzaran piedras contra los oficiales y los vehículos blindados.
Los manifestantes se dieron cita en la Plaza Italia por sexto viernes consecutivo desde el inicio de los disturbios.
Transcurrió más de un mes de estas protestas y a pesar de que el Gobierno chileno anuló el incremento del pasaje, cambió a su gabinete de ministros y reconoció el uso de la excesiva fuerza por parte de la policía, las manifestaciones continúan porque la ciudadanía exige cambios sociales más profundos para el país.