Rodríguez, de 30 años y licenciado en ciencias políticas, es vicepresidente de la coordinadora de las Seis Federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba (centro), organización de la que surgió Morales.
Medios locales lo catalogan como "el heredero" del expresidente o el "hombre de mayor confianza de Morales en su mayor bastión".
— En las últimas horas su nombre ha estado en varios medios internacionales porque es señalado como un posible candidato del MAS. ¿Qué tiene para decir de esto?
En las redes sociales y en los medios está saliendo bastante mi nombre, más aún en este momento difícil que estamos viviendo. Mucha gente me ve como posible candidato, aunque nada está definido porque todavía se está acordando reuniones departamentales.
— Si la orgánica del MAS lo define a usted como candidato, ¿está dispuesto a tomar esta responsabilidad?
— Si el MAS lo elige como candidato, ¿qué cosas impulsaría dentro del partido?
Hay muchos temas que tratar en este momento a nivel interno del MAS, como reestructurar las regionales, departamentales y nacionales. Eso va a ser una tarea grande. En este momento hay muchos dirigentes autonombrados que no son tan orgánicos, siendo que el MAS responde a sus bases, primero es importante trabajar para generar condiciones de unidad a nivel de las regiones y departamentos y confluir a nivel nacional.

— Usted dice que es necesario identificar errores. ¿Cuáles cree que han sido?
Hay muchos errores; queremos concentrar a todos estos actores de los nueve departamentos para que salgan muchas propuestas y errores. Uno de nuestros grandes problemas es que se han impuestos candidatos, no haciendo caso lo orgánico. Hemos dejado pasar la decisión de las bases y más ha interesado ser amigo del ministro o del dirigente influyente. Va a ser necesario tomar en cuenta la opinión y decisión de las bases. También creo que va a ser muy importante tomar en cuenta que, siendo autoridad, alcalde, dirigente o ministro, ha optado por ser conformista. En el momento de estabilidad no innovamos ideas, no generamos unidad ni debate político. Uno de nuestros grandes errores es que en momentos de paz social y de estabilidad no hemos educado políticamente a nuestros militantes, por eso tienden a abuirrirse de sus líderes.
— En los medios aparece mucho la idea de que usted tiene una relación muy fluida con Evo Morales. ¿Qué tiene para decir con respecto a esto?
— Algunas autoridades lo acusaron de terrorista y de sedición. ¿Qué piensa sobre esto?
La verdad es que no es nada nuevo. De la noche a la mañana el presidente no es presidente y está en México. Asume una presidente usurpadora del cargo. Algunos medios y políticos comienzan a cuestionar a los dirigentes. La verdad es que no es nada nuevo. En 2001, 2002 y 2003 también pasó, se decía que Evo era terrorista, sedicioso, el peligroso, el que bloqueaba el país y el que atacaba a la economía boliviana. Decían que la movilización era mala cuando es un derecho a la protesta. Nosotros dijimos que están presionando al presidente para hacerlo renunciar y usurpar el cargo.
Nosotros consideramos que era necesario movilizarnos porque las amenazas no eran solo al presidente sino que se trasladó a las calles, queriendo quemar nuestras casas de campaña, nuestras propiedades, incluso agarraban familiares y te amenazaban si no hablabas contra Evo.
No hay libertad, los derechos están truncados, por eso nos movilizamos. A mí me culparon de que estoy encabezando un movimiento armado, haciendo entrenamientos, recabando armas, recibiendo asesoramiento de las FARC (la disuelta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), o que estoy defendiendo al narcotráfico. Todo es totalmente falso. Todavía interponen un recurso penal acusándome de generar violencia en Bolivia cuando ellos empezaron y son los responsables de los problemas. Presentan un recurso penal sin ninguna prueba. No avanza su denuncia si no se presenten pruebas. La protesta es sumamente legal porque es un derecho. Si algo les sucede a los dirigentes o a mi persona, ellos se inventan delitos. Es grave lo que hicieron y eso un poco nos atemoriza. Por último, quiero pedir a todos los movimientos sociales de Bolivia y Latinoamérica generar condiciones de unidad, porque son momentos difíciles que estamos viviendo en Bolivia, Chile y en diferentes países. La unidad es un arma central para los movimientos sociales.