Las jubilaciones francesas se enfrentan al mismo desafío que el de todos los países de ingresos medios y altos: el envejecimiento de su población y el consiguiente aumento de la cantidad de pasividades.
Ante tal situación, el Ejecutivo del presidente, Emmanuel Macron, ha dicho que solo hay una opción y es la reforma del sistema, entre cuyos puntos centrales se encuentra un aumento de la edad mínima.
"En Francia, igual que en todos los países de Europa, en los próximos 10 años un tercio o un poco más de la población va a vivir pensionada", explicó a Sputnik el doctor en Ciencia Política, Roberto Durán, profesor de la Universidad Católica de Chile.
Estos regímenes se multiplican tanto en el ámbito público como en el privado; su imágen más paradigmática es representada por los trabajadores del transporte ferroviario, quienes se retiran entre los 52 y los 57 años debido a las complejidades del oficio.
La reforma busca, además, cambiar el sistema vigente, que cuenta con 42 diferentes formas de jubilarse en función de los sectores de actividad y los escalafones. En cambio, busca sustituirlo por uno que agrupe a los funcionarios públicos por un lado y a los privados por otro y en el que ambos obtengan puntos en función del dinero cotizado en toda su carrera.
En ese escenario las personas con trayectorias laborales erráticas se verán perjudicadas respecto a la jubilación con la normativa actual que toma en cuenta, para el cálculo, los 25 años con mejores salarios y no la totalidad de los empleos.
"Macron lo que quiere hacer es establecer un sistema único para las empresas estatales, uno único para las empresas mixtas y ver formas de incentivar las empresas privadas de pensiones", agregó el analista chileno.
"Es que es difícil acomodarse a los requerimientos de las empresas privadas que de repente se dan una vuelta en el aire y cambian completamente las reglas del juego. Ese es el problema que tienen acá con las AFP y en Francia sucede lo mismo", sentenció.