"Creo que la poesía tiene que ser una especie de traductora, es una sensación que se comparte y se necesita que haya otro, entonces hay que celebrar la poesía del otro e invitar a los demás a que también sean dueños de esa experiencia, la poesía nos hermana", refirió.
La colombiana, también gestora cultural y profesora universitaria en EEUU, valora altamente lo que pueda surgir del encuentro entre "representantes de diferentes tradiciones literarias latinoamericanas y el pueblo ruso, con el que creo que hay en realidad muchas conexiones culturales y de influencia", asegura.
Para ella, la poesía puede ser también un reflejo y un modo de influir en la sociedad: "Estoy muy obsesionada con el paisaje, hago una metáfora del paisaje y la situación política o el contexto en que uno como ser humano se encuentra", dice la escritora, que en sus obras ha reflejado temas como la migración o la violencia.
Andrea Cote reconoce la influencia de la literatura rusa en su obra.
"Yo era una lectora obsesiva de Chéjov, Bulgakov, Tolstói… cuando leí 'La muerte de Iván Ilich' descubrí que quería estudiar literatura", cuenta, a la vez que recuerda la imagen de Rusia que tenía a través de estas obras, que "hablan mucho de la vida en el campo ruso y aunque estés en Moscú, estás respirando el aire de la estepa".
Cote confiesa que ahora está también "fascinada con la modernidad, pienso en la ciudad como un animal y el metro como sus entrañas… escribiré un poema sobre eso seguro", concluye.
La Bienal, en la que participan 134 poetas rusos y 17 latinoamericanos, se desarrolla este año del 4 al 8 de diciembre y está dedicada a la cultura de América Latina.