Recientemente una escuela de la ciudad de La Plata, a 60 kilómetros de Buenos Aires, Argentina, tuvo que suspender las clases debido a una invasión de palomas. Los niños son una de las poblaciones más vulnerables a las enfermedades que estas aves transmiten a través de las proteínas presentes en sus heces y plumas.
Entre ellas se encuentran las infecciones respiratorias —como psitacosis, criptococosis e histoplasmosis—, la dermatitis y la neumonitis por hipersensibilidad, una reacción alérgica que genera una inflamación de los pulmones.
"Hemos tenido muchos casos de neumonitis en sitios, parques o casas que están invadidos por palomas. Y puede ser muy grave, llevando al paciente incluso a la muerte o al trasplante pulmonar", dijo el neumonólogo español Raúl Godoy, presidente de la Sociedad Castellano Manchega de Patología Respiratoria.
La primera fase de la neumonitis es la de inflamación, durante la cual si se quita el estímulo se puede curar con la ayuda de corticoides y antiinflamatorios. La segunda es la de fibrosis pulmonar en la cual ya es "complicado volver a atrás". Por eso lo fundamental es diagnosticar la enfermedad enseguida y evitar la exposición.
"Con las leyes de protección animal, es muy difícil tratar el tema. Hay ciudades que ponen halcones para asustar a las palomas, otras intentan trasladarlas a otras zonas en el campo y otras les dan alimentos para que se reproduzcan más lentamente. Es un problema serio para los ayuntamientos que deben actuar rápido o se les puede ir de las manos", concluyó Godoy.