"Quería hacer una película que mezclara dos cosas: la adolescencia, ese momento en que estás entre niño y adulto, que quieres pertenecer pero a su vez quieres estar solo, con la guerra, y ambas son de alguna manera catalizadores de la naturaleza humana, de la condición humana", expresó el cineasta.
Ambientada en la selva, territorio hostil y deslumbrante por igual, la acción se va desarrollando entre la inocencia propia de la edad de los "combatientes" y la violencia de una guerra de la que se desconoce su origen y los bandos en disputa; de la que se ignora quiénes son los malos y quiénes los buenos, dónde se pelea y por qué.
Con un pulso más cercano al thriller que al cine bélico clásico, Monos, el tercer trabajo de Landes, narra cómo estos adolescentes van modificando sus actitudes, descubriendo que en la guerra hay lugar para el amor y la compasión, para el horror y la traición.
"Todos estamos solos, pero también acompañados en este mundo, y esta es la mayor tensión de nuestras vidas y por eso la película se llama "Monos", que viene de la raíz griega "mono", que es uno solo, único; creo que esa es la idea, porque ahí existe el deseo de pertenecer, de estar solo, de ser amado, el deseo del poder, que creo que en cualquier estructura humana está, incluso en la misma familia", añade Landes.
Colombia y la guerra
Si bien el autor no oculta que la película está obviamente permeada por el conflicto armado que desgarró Colombia durante 50 años, sí considera que "las ideas de la guerra siempre rompen fronteras".
"Creo que sería un error mirar una guerra como aislada, como pensando que eso pertenece únicamente a una nación; la guerra ciertamente no le pertenece a Colombia, aun cuando es un país azotado por la guerra durante las últimas décadas", expresó.
Sin embargo, el conflicto armado en Colombia, país de adopción de Landes, quien nació en Brasil en 1980, está presente en Monos de diversas maneras.
"Recuerdo que se vivió con tensión cuando pasó eso", cuenta Landes.
A su vez, el propio film tiene una escena que para su director adelanta lo que ocurrió a mediados de este año, cuando algunos líderes de las FARC anunciaron que regresaban a la lucha armada.
"Eso pasa en la película cuando uno de los personajes rompe con 'La organización'", recuerda el director.
"Y luego los niños, recientemente huérfanos bajo la mesa. Para mí es como un símbolo de lo que puede volver a pasar, porque esos chiquitos ahí bajo la mesa, 15 o 20 años después pueden ser fundadores de una nueva organización. Escuchamos de muchos de estos ejércitos rebeldes que muchas veces son fundados por gente que vivió lo que vivieron esos niñitos, por eso la importancia de esa escena, porque es como contar el principio al final", explica Landes.
"Necesitaba entrenar a los chicos para que se movieran como un Ejército clandestino y fui a varios campos de reinserción" de exguerrilleros, recuerda el director.
Salazar, quien desertó de la guerrilla antes de los acuerdos de paz, ingresó al grupo armado a los 11 años, y llegó a formar parte del "grupo de élite de combate de las FARC, la columna móvil Teófilo Forero".
En un principio Landes lo invitó para el entrenamiento de los jóvenes, pero terminó dándole un papel.
Monos fue proyectada en varios de los más importantes festivales de cine del mundo, como el de Sundance y de Berlín.
Estrenada en más de 30 países, fue nominada a los premios Goya, de España, como mejor película iberoamericana, y tiene grandes chances de ser la elegida de Colombia para representar al país en los premios Óscar.
Antes de Monos, Landes filmó Cocalero (2007), un documental sobre la campaña electoral que llevó a Evo Morales por primera vez a la presidencia de Bolivia, y el largometraje de ficción, Porfirio (2011).