"Es claro que cuando tratas con este tipo de cosas, entras en asuntos domésticos. Pero los derechos humanos no son un asunto doméstico, son un asunto universal", dijo Borrell en una comparecencia ante la prensa en Madrid, donde se encuentra con motivo de la decimocuarta reunión de Ministros de Exteriores del Encuentro Asia-Europa (ASEM por sus siglas en inglés).
El alto representante europeo dijo tener una "excepcional relación" con el canciller chino y dijo ser consciente de que, cuando se plantean este tipo de cuestiones "hay que hacerlo con respeto total a los países sobre los que estamos hablando".
No obstante, insistió en que la Unión Europea "seguirá expresando su gran preocupación por los derechos humanos en todo el mundo", lo que implica que también lo hará "de forma específica" cuando lo considere necesario respecto a China.
En concreto las preocupaciones de la UE se refieren a la situación presente desde julio pasado en Hong Kong, donde hay una oleada de protestas cuyo detonante fue un proyecto de ley que permitiría la extradición de prófugos de la justicia a Taiwán, Macao y China continental.
Las protestas derivaron en violentos enfrentamientos entre activistas y la Policía con al menos 2.600 heridos, incluidos 470 agentes, hasta finales de noviembre.
De acuerdo con esa investigación, en esos campos, que desde 2017 sirven para "la prevención del terrorismo", los "estudiantes" son forzados a asistir a unas clases de asimilación cultural durante por lo menos un año, sometidos a una vigilancia dura; luego se envían a trabajar en las fábricas que se les asignan.
El estudio denuncia torturas, castigos y abusos sexuales en los centros en cuestión, y además detalla prácticas de vigilancia y recolección de los datos personales, empleadas por las autoridades para identificar y detener a los posibles "candidatos" a ingresar en esos campos.
El Ministerio de Exteriores chino declaró que esta información no corresponde a la realidad.