"Tengo noticias de que se aminoró considerablemente esta situación de vigilancia extrema en nuestra Embajada en Bolivia", expresó el mandatario en su rueda de prensa diaria, transmitida en las redes sociales del Gobierno mexicano.
Una veintena de personas se refugiaron en la Embajada mexicana en La Paz para solicitar asilo político, luego de que Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia el 10 de noviembre pasado y partió asilado a México dos días después.
México llamó a las autoridades de Bolivia a "respetar y cubrir cabalmente las obligaciones del Estado boliviano respecto del artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas".
La convención establece que los locales de una sede diplomática son inviolables, y "los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión".
✒️ @evoespueblo pecó de ingenuo al creer que su código de ética y su amor a la Pachamama serían comprendidos por la mayoría de sus paisanos y respetado por los extranjeros que ambicionaban todos sus recursos
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) November 27, 2019
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Asimismo, el Estado receptor tiene la "obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad", establece la convención.
Los locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, "no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución", según la convención esgrimida por el Gobierno mexicano.
Morales salió de México hacia Cuba el 6 de diciembre y posteriormente viajó a Argentina, donde tramita el estatus de refugiado.
El 18 de diciembre, la fiscalía de Bolivia ordenó la detención del exmandatario, acusado de "sedición y terrorismo".