Los geólogos sugieren la existencia de una zona borrosa de nieve mineral que cae suavemente desde el núcleo exterior al interior. Esta hipótesis surgió tras los intentos de explicar las contradicciones entre los datos sísmicos y los modelos existentes de lo que está dentro de la Tierra.
"Hay cristales dentro del núcleo exterior que caen sobre el núcleo interior a una distancia de varios cientos de kilómetros", comentó el geoquímico Nick Dygert, de la Universidad de Tennessee (EEUU).
Una sustancia viscosa de una aleación de hierro podría explicar por qué los ecos de los terremotos que se propagan por nuestro planeta no suenan como deberían, opina Dygert.
Fuera lo nuevo y dentro lo viejo
El geólogo ruso Stanislav Braguinski propuso por primera vez una idea similar a principios de los años 60. Este modelo de núcleo cubierto de nieve nunca se ha puesto de moda y solo era aplicado de vez en cuando en un intento de describir características de la Tierra y de Marte.
Con el uso de los novedosos datos de la física mineral, Dygert y sus colegas lograron demostrar cómo los compuestos hechos de hierro, silicio y oxígeno pueden solidificarse de una solución líquida en condiciones particulares de temperatura.
"El núcleo metálico de la Tierra funciona como una cámara magmática", dice Jung-Fu Lin, de la Universidad de Texas en Austin.
Esta nevada de hierro no solo crearía un material que ralentizaría las ondas sísmicas, sino que también podría explicar por qué el núcleo no es una esfera perfecta, indicó.
Un modelo como este podría ayudar a entender cómo nuestro mundo y cuerpos celestes rocosos como la Tierra podrían haberse formado, opina Bruce Buffet, geocientífico de la Universidad de California en Berkley.
"Relacionar las predicciones de los modelos con las observaciones anómalas nos permite hacer inferencias sobre las posibles composiciones del núcleo líquido y tal vez conectar esta información con las condiciones que prevalecían en el momento en que se formó el planeta", declaró Buffet.