Tanto este documento, como un memorando de entendimiento mutuo que traza la frontera marítima entre Turquía y Libia cerca de la isla griega de Creta, habían sido ratificados previamente por el Parlamento turco.
Grecia, Egipto, Israel y el Parlamento de Libia, que sesiona en Tobruk (en el noreste libio) manifestaron su rechazo a los acuerdos turco-libios.
Libia continúa sumida en una crisis desde que el derrocamiento de su líder histórico, Muamar Gadafi, en 2011, derivó en violentos enfrentamientos entre facciones rivales, el surgimiento de grupos yihadistas y de mafias que se dedican al tráfico de migrantes irregulares de África a Europa.
Actualmente en el país hay una dualidad de poderes: el Gobierno interino, que controla la parte oriental del país junto con el Parlamento, y el Gobierno de Unidad Nacional en Trípoli (noroeste), avalado por la ONU.
En los días recientes, el Ejército Nacional lanzó una serie de ataque aéreos contra Misurata y amenazó con continuar los bombardeos si las fuerzas leales a Sarraj no abandonan las ciudades de Trípoli y Sirte.