"México ha buscado, como lo demostró el caso del expresidente boliviano Evo Morales, tratar un reposicionamiento regional, más allá de Centroamérica y el Caribe, demostrando que quiere jugar un nuevo papel en América Latina", dijo a Sputnik Roberto Zepeda, politólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Para México la CELAC será una oportunidad de ratificar ese nuevo papel de liderazgo regional", sostuvo Zepeda, profesor de la facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UNAM.
En noviembre pasado, la Cancillería mexicana concedió refugio al presidente boliviano Evo Morales, un día después que se viera obligado a renunciar por petición del Ejército, un hecho que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, consideró como "un golpe de Estado".
"Ahora estamos volteando al sur, sin dejar de reconocer nuestra relación con el norte", apuntó el académico.
Cuando EEUU presione a México el politólogo estima que López Obrador podrá responder a Washington con el despliegue de su nuevo rol latinoamericano.
Esos gobiernos priorizaron su relación con Norteamérica, sobre todo el vecino EEUU, con el que tiene una sólida integración comercial desde hace más de un cuarto de siglo.
En un debate legislativo sobre la ratificación de las recientes modificaciones al nuevo pacto comercial norteamericano (T-MEC), en el Senado, Ricardo Monreal, líder de la bancada del gobernante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dijo que ese nuevo pacto es "un instrumento correcto para el desarrollo del país para la certidumbre" a los actores económicos.
Por ejemplo, la llamada "austeridad republicana", que inclusive llevó a un subejercicio fiscal de unos 7.750 millones de dólares que estaban autorizados para el gasto público en 2019.
"¿Quién iba a pensar que un presidente de izquierda tuviera disciplina fiscal, que no se endeudara, que fuera honesto, que iba a usar como política de Estado la austeridad y las sobriedad republicanas?", preguntó Monreal en un aplaudido discurso en la tribuna senatorial, el 12 de diciembre, minutos antes de la ratificación legislativa.
El reto de la crisis venezolana
Pero la presidencia de la CELAC será también un reto respecto a su papel en temas álgidos como la crisis venezolana.
"Sobre Venezuela nuestra postura es la misma, tenemos que ser respetuosos de los principios de no intervención", ha señalado López Obrador en forma reiterada a las preguntas sobre las denuncias de violaciones a los derechos humanos en ese país sudamericano.
Pero mientras evita descalificar a Maduro, como le piden incluso algunos sectores afines a su Gobierno, al mismo tiempo se niega a asumir un liderazgo regional de los gobiernos de izquierda que le ofreció en noviembre el presidente del país caribeño.
Maduro, quien promueve el Socialismo del Siglo XXI, le propuso que asumiera junto al nuevo presidente peronista argentino, Alberto Fernández, el papel de marcar un nuevo rumbo "de una ola contra el neoliberalismo en la región".
En junio, después de que Donald Trump amenazara con imponer aranceles a los productos mexicanos, López Obrador aceptó poner en marcha mayores controles a los cientos de miles de migrantes, principalmente centroamericanos, que cada año cruzan su territorio para tratar de llegar a EEUU.
"Va a ser difícil explicar por qué México ha asumido el papel de convertirse en un agente migratorio de EEUU", advirtió Cárdenas, quien fue diputado del gobernante Morena.
Pero el politólogo Zepeda, asegura que ese giro sí puede justificarse.
"Los intereses económicos son muy importantes y en el caso de México sostener una buena relación con Washington es particularmente necesario", explicó.
El mandatario, de 66 años, asumió el 1 de diciembre de 2018 por seis años.